Otro día lleno de luz y paisaje, otra mañana para recordar
que somos aves pasajeras, que tenemos la oportunidad de cambiar, de mejorar
como seres humanos. Se nos pide más poesía, que perdonemos todo, hasta lo que
parezca imposible, pero somos seres humanos, no dados al perdón, es aquí donde
se nos prueba, todavía siento rabia, no se ha ido; el recuerdo está nítido, las
cicatrices me han dicho, que algo sucedió, que algo pasó por aquí…
A la hermana de Sandra Padilla, que el Señor le regale el
don de la salud, que sus manos sanadoras recorran toda su carne y se obre el
milagro.
A la gente que ríe de nosotros, que se quiten la máscara,
porque somos briznas que se apagarán con un soplo.
A quienes fabrican la muerte, que no den un paso adelante
para asesinar a sus hermanos, porque todo volverá contra quien atente y levante
un dedo para destruir la obra divina.
¿Qué otra cosa diré?, sólo que después de ayer, me entrego
por completo, me atengo a la voluntad divina, pero me levanto a ver al sol
coqueto entre las hojas de mi árbol.
A mi hermano que pasa por aquí, que Él lo toque en este
instante, y todo mal desaparezca...
Dios no es una mentira, nos acaricia el pulmón, nos respira
desde lo profundo del corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
09 17
Algo raro pasa con este poema, no sea que algún vivo diga que es suyo, porque para ratas llevamos rato. ¿Para qué? Pero sí, algo raro pasa con este poema.
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