SUEÑO 141017
Estoy por ahí, en algún lugar del universo, soy la flor silvestre que perfuma mi propia existencia y camino a casa, el lugar más dulce que he conocido porque están ellos, pero aquí brillaban por su ausencia, sólo unas manos gruesas se acercaban con algo para beber, pues la sed parece de un bebedor viejo y vicioso, y ahí están, al fondo, no sé cuántas he tragado, creo que he comido mucha, pero no sabe tan maluco, además son pequeños palitos, inventé que excremento de rata, pero ahora recuerdo que tal vez sea de otra criatura que no conozco; pero soñar comiendo excrementos ha de tener un buen significado y me atengo a ello, en tanto preparo mis ojos para este maravilloso día, que no sabré si volveré a repetir.
Se desperezan los pájaros en el árbol, ¿cuáles pájaros?, cuando las brisas se preparan, las hojas inician a caer; en la puerta hay un arrume, parecen billetes, mucho dinero esperando para ser entregado a otros, porque entre sueño y sueño, se nos escapa el momento de salir a la calle a disfrutar de pequeñas alegrías, de paisajes irrepetibles, de trinos dulces, de mensajes de nubes en el cielo, de oraciones que repetimos hacia adentro, porque lo que somos, sale a relucir en cualquier momento como una pequeña roca que lastima y nos hiere o como el más fresco olor a reseda.
He despertado, no estoy comiendo mierda, pero si acaso, en sueños la he probado, no sé cuantas veces, y no significa demasiado para mí, pero sí para los insectos, las gallinas y los sapos que se la pelean.
Paso a otra bandeja y entrego mi día con todo lo que deba soñar, en manos de Dios, y Él se manifiesta de una manera imponente, me toca, me versa sus melodías y corro a preparar la maleta para Él, no lleva demasiado, nada más mi alma.
Raquel Rueda Bohórquez
15 10 17
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