sábado, 1 de agosto de 2015

DOÑA FRAGANCIAS [85]

DOÑA FRAGANCIAS [85]

Doña Fragancias estaba en la mecedora, como siempre, ¿será que no tiene oficio?, no estaba fisgoneando nada, sólo abrí la puerta y ahí estaba, con las greñas revueltas y su mirada alerta aquí o allá...

¡Uich!, ¡no ha recogido las hojas!, ¡uich!, ¡huele a mierda!, /y esto lo repitió con más fuerza cuando salió Milagritos con la basura, para acomodarla en el amado árbol, de nuevo lo gritó con tal fuerza, que todos sus cómplices se taparon la boca para no soltar al piso tremenda carcajada que los ahogaba.

Misia Milagritos no decía nada, luego salió con la escoba a barrer las hojas, no porque hubiera escuchado que no había recogido, sino porque estaba toreada y esperaba a ver doña Fragancias qué otra cosa lanzaba.

Doña Fragancias ésta vez estaba agresiva y gritó, no tanto gritó, sino que se lo gritó a Milagritos:  ¡huele a mierda!, y aquí doña Milagritos no aguantó más y le dice con la decencia propia en ella:

¡Pues no abra tanto la jeta doña Fragancias!, si el mundo le huele a mierda es porque usted está sentada sobre él.

Doña Fragancias frenó en seco, y ésta vez pensó para adentro: ¡¡vieja grosera!!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 30/15  

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