¿A
QUIÉN? [57]
¡Qué
hermoso lo que has escrito hoy!, yo seré de ti, y entonces invento que lo
escribes para mí, un nuevo día, y aquí otra vez soñando, serás mi musa, ¿hasta
cuándo?, hasta que me dejes, seré tu amante entre la voz de la brisa hasta que
nos junte, y todo lo que dices si me lo dices a mí.
Ahora,
una mujer que espera el beso de la primavera y que tiene gigante el corazón de
pensar en ti, amor mío, pero se vale, ésta corriente mágica que nos entretiene
un tanto, y nos adivina como un par de locos soñadores, pero si nos vemos algún
día, ¿qué pasaría, asumiendo que lo escrito es para mí?, espero nunca termine
la magia.
Te
adivino corriendo por la montaña, enredas mariposas azules en tu malla pálida y
corro a buscarte, ¿eres tú mi bonito?, y luego entre mis brazos te desvaneces,
y tiemblan las hojas de los árboles como mi boca, y no frena ese río violento
que se agita en mi piel, mis laderas son mojadas flores que palidecen sin tu
amor, pero ahora, una esperanza asoma, se llama: tú, y me acojo a esa sombra
como un ave herida bajo un árbol frondoso.
¿Te
conté que tuve un amor, pero se alejó como una nube cargada de sal que se quedó
conmigo por mucho tiempo?, confiada en que sería único y para siempre, pero es
un acertijo extraño vivir, y estando en mi soledad, otra ilusión apareció, pero
así como llegó se desvanece entre púrpuras sueños vencidos en el asfalto, y así
una y otra vez, la vida nos pone tramperos con púas de acero, enmudezco...
melancolía es un recurso para guardarlos por siempre en el corazón, en tanto
otro amor nos castiga y envenena las ilusiones, pero ahora, ¿es verdad éste
ahora?, o será otro invento para contar al mundo que no paro de soñar, que soy
como una potranca sin freno, a quien se le abrió el falso y corre veloz hacia
tus brazos.
Nunca
serán olvidados nuestros amores, para eso existe melancolía, que se funde entre
el lago que hace florecer lágrimas en medio de huertos y aromas.
Algo
trae para mí éste segundo, un instante donde parece que existo, porque vivir es
un sueño raro, y a veces creo que es una película que se repite en nuestro
propio espejo, como un caleidoscopio, donde te atrapo y te desvanezco, entre
caminos y caminos de amor en mi pensamiento.
Junto
pedazos de letras para decirte que te quiero, ¿escuchas?, ¡al fin!, ya era hora
de que a mi barca llegara una gaviota, ya era hora de que me invitara a volar a
su lado, ¡ya era hora Señor en que me vieras a los ojos, pues siempre ausente
parezco, alejada de éste mundo, lejana como un punto azul que se vuelve mujer
entre tus alas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
mayo 8/15
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