NAVIDAD [25]
El sentido de la navidad se pierde cada día, estamos ocupados gastando nuestro
dinero para adornar un cuerpo que aguantará máximo 3 días, antes de empezar a
oler... seremos como peces bajo el sol... pero ahora que tenemos el don de la
vida, ¿qué estamos haciendo con él?
No quiero dormir, me parece que si duermo, muero un rato, tomo mucho tinto,
café colombiano caliente, para que me desvele y así alargar el día. Digo que
las estrellas y la luna, pero casi nunca me asomo a la ventana a verlos.
Si
llega mañana, si acaso... tendré que ver cómo haré para cambiar desde mi
interior y proclamar a un Dios, a un Mesías vivo dentro de mi corazón.
¿Qué hago con mi dinero?, para mi desgracia o fortuna, no poseo ningún capital,
es muy poco, para sobrevivir la pensión pequeña de mi esposo como militar, escasamente
alcanza, sin lujos ni vanidades, reciclando aquí o allá, pero sobrevivimos, es
la vida que nos toca a muchos, no permitimos que el cansancio nos haga bajar nuestras
alas, aún con ellas heridas, tratamos de levantar vuelo hacia la inmensidad del
paraíso tan bello que se nos regaló.
¿Alguien es dueño del paisaje?... siempre lo pregunto, porque algunas veces
negamos hasta una imagen para adornar algo, no puedo ser dueño de nada,
ni siquiera ésta piel que cubre mis feos huesos me pertenece, pero no por
ello tenemos que dejar de luchar hasta último momento...
Cierto día de agotamiento, de ir tras algo y nunca lograrlo, mi madre se queda
viéndome a los ojos, los tenía llenos de gotas de mar, de ese insondable mar
tan inmenso como su amor y me dice: "Deja de correr, que nada conseguirás
si la voluntad del Creador no lo quiere, deja tus rocas por ahí, suéltalas en
tu poesía sencilla, y verás que descansas de tantos afanes", y es real,
decidí que soltaría todas mis rocas, en cualquier pared en blanco que se
presente, y cada día estoy más liviana para surcar la inmensidad, tan azul, que
a veces me parece mentira tanta belleza.
La ilusión de un amor con un nombre, se presentó hace poco, siempre tenía una
gran sonrisa en mis labios, pero había algo dentro de mi corazón que me decía
que no me ilusionara, ¡ni crean que es el que se imaginan!, no señores, era un
gringo de ojos azules de mirada radiante y cabello dorado, pero éste sueño desapareció
como llegó, entre las luces de un noviembre que me dejó con una nueva
perla prendida de mis ojos.
Reír, comer, cantar, danzar bajo la lluvia, creo que no hay nada mejor, soñar,
siempre soñar con días llenos de amor y paz. Tal vez cuando no esté por aquí,
una bandera blanca sea levada en mi país, porque desde que nací, sólo he visto
el púrpura de las amapolas y ríos de sangre que abonan los bosques, que cada
vez mueren, resignados ante las sierras y las hachas.
Ahora escucho a mi amado Cortázar, su música me llena de mucha paz, sus manos
bordaron rosas para mí, cada segundo que pasa me pregunto: ¿en dónde estaba que
me estaba perdiendo de su música?
La respuesta me llega enseguida. El Internet
me abrió los ojos a un mundo maravilloso, en donde sólo buscaré las flores más
bellas, y los poetas más lindos, para nutrirme de versos y tonadas.
Una feliz navidad para todos, que no olvidemos el verdadero sentido de éstas
fiestas, un Mesías murió hace muchos años, pero tenemos la misión de que resucite
en cada corazón con intenciones claras, amando la naturaleza y respetando a
nuestros compañeros de viaje.
Sembrar, siempre sembrar, que no extendamos las manos mañana sin haber dejado
una huella de nuestro paso por aquí.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13
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