A
DORITA 2 [102]
¡Miren
ahora a la doncella!
Tiene
un traje granate en su rostro,
adivina
el parpadeo de una flor
y
dice que en ella está un amor.
En
una piltra de rosas rojas
donde
se fueron las espinas,
ve
en un largo camino
al
final de su destino.
Todo
son cuchicheos de amores…
Temblores
olvidados que regresan.
Hay
una luz inmensa que le arropa,
allí
los azules son capricho
si
brillan los luceros en el día.
No
hay noche, no hay sueño
el
dolor se extingue,
nada
se tuerce en el camino
todo
es liviano, parece bruma,
que
de paso, nos impulsa por la vida.
Tiene
un brillo extraño
un
motivo bajo el firmamento,
más
su anhelo es una luz violeta
que
al amanecer, se extingue con el sol.
Tiemblan
sus labios,
anhelante
de un beso la encuentro;
de
un abrazo desnudo entre sus pechos
y
esa agitación le aqueja,
para
con esa ilusión, volverse vieja.
Espera
un poco…
Aparecen
los que marcharon,
rondan
el hogar en su compañía,
le
dicen: yo te amo mi corazón
no
te impacientes por el después,
que
mañana no existe, si no ahora.
Habrá
retorno del águila,
sus
alas bien abiertas te guardarán.
No
habrá tropiezo a tu llegada.
Tan
dócil como ayer, mi paloma blanca,
que
entre suspiros y dolores una queja,
pero
el tiempo arropa y cobija
a
quien paciente espera.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 8/13
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