CAEN
LAS HOJAS [106]
¿No
es acaso hermoso despertar,
viendo
un lecho de oro a nuestros pies?
Siguen
cayendo hojas de mi árbol
cerca
de donde habita un ciprés…
Fue
un regalo para mis niños
que
entre sus gajos florecidos
pudieron
elevarse como golondrinas,
para
descansar en el atardecer.
¡Oh
divino!... ¡qué mágicos regalos!
Cuántas
heridas a tu parcela,
cuántos
rojos encendidos
copiados
entre los pastizales…
¡Qué
temblor tan hermoso sacude tus alas!
Acércate
a palpitar dentro de mí,
de
nuevo estamos solos
y
llega tu perfume de alhelí.
Hay
una gracia en éste hoy…
¡Qué
bello es despertar!
A
pesar de que no hubo despedidas
sus
ojos parecieran divisar
un
parque inmenso rodeado de flores
en
el que pudo descansar.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 8/13
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