martes, 20 de octubre de 2015

EL ERMITAÑO [31]

EL ERMITAÑO  [31]

Se acomodó a un préstamo, 
al canto de las gaviotas, 
a lo tibio y ardiente de las arenas,
al sol, y a las cambiantes mareas.

Del ermitaño conozco sus pasos;
se parece a mí, ¡pequeño y fuerte!.

Sin creerse nada,
es propietario de un rincón.

Va y viene un paso,
regresa dos…

Su mirada es de niño curioso
que se crece en medio de sueños.

Se desnuda un tanto para todos
ajustando su vida
a un muerto cristal.

Su hogar, ¿quién lo habrá donado?

No hubo tiempo para agradecer,
pues el ermitaño sin saber,
halló en la playa un palacio
que lo hizo rey.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 20/15

LA MUERTE [32]



LA MUERTE [32]

¿Quién dijo que es mala?
Ella redime el dolor, y calma toda pena.

La muerte es como un trago de vino,
es música en el silencio…
Y el alma,
es un músico que busca un tango
entre el verde prado de mi alameda.

Ríe siempre de mí, ¿de ti no ríe?
Nos toca, y es parejo su andar
que ha de robar esa carne que duele,
para convertirla luego, en abono celeste,
para colmar el cielo.

Y en el agreste valle de los vivos
¿No creen que sea bienvenida?
Causa pena porque es atrevida,
pero creo que la muerte
es en verdad la vida.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 20/15



SI TE CONTARAN [33]

SI TE CONTARAN  [33]

Si el ruiseñor en un gajo
te contara de mí, 
pronto sabrías lo que tu amor dejó;
un ave herida en el rincón del tiempo,
secando sus alas para Dios.

Pregunta mi amor al tiempo,
al fin te dará la razón;
no hubo más que desaliento
pérdidas y tristezas 
con tu desamor.

Si te contaran que en verdad te amé, 
¿otra como yo alguna vez te amó?

¡Mentira!,
amó la esquina que adornabas,
los ojos negros que la traicionaban,
y en medio de su desconsuelo
pasó, como un riachuelo entre las rocas,
siendo herida con sus filos 
tanto como yo. 

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, octubre 20/15 

¿QUÉ NOS QUEDA? [34]

¿QUÉ NOS QUEDA? [34]

Después de tanto amar,
¿qué nos queda?...

Un frío de mármol,
estatua en un cofre de madera
desteñido y frágil,
humeando pestes, 

babeando sueños
entre gusanos gordos
que huelen a esos aromas
de la carne.

Se comió su belleza, 
¡pero quedó desnuda su sonrisa! 
/dijo el gusano que rodaba por su frente 
y buscó en su cuello reposo, 
para ser del viento,
al batir de sus alas.

¿Qué ha quedado, después de todo?
Ni siquiera podemos atrapar los sueños,
copiamos pensamientos cortos, 
creemos que todo lo sabemos,
y el gusano, seguía recorriendo huesos,
parecían espinas de pez
en medio del océano.

Apesta el mundo
y con él nos devoramos.

¡Carroña al fin y al cabo!
Y se multiplica la vida.

¡Qué bonito mueven sus alas!
Ayer se arrastraban,
¡quién lo creyera!

Alimenté a cada uno en silencio, 
despojaron de mí la verdad,
y se fueron…

Ni un moscardón verde me saludó luego,
veían y pasaban,
pasaban sin mirar,

pero mi sonrisa
permaneció sobre todos ellos,
¡un largo tiempo!...

Hasta que la montaña se deshizo
y fui a parar al mar.

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, octubre 20/15


¿QUIEN ES EL DIABLO? [35]

¿QUIÉN ES EL DIABLO? [35]

Su mirada penetró mis huesos,
quería comerse mi alma /eso pidieron.
Sonreía porque tus dedos 
eran más que perniciosa mueca.

Hombre con hombre, mujer con mujer, 
¡jajajajaja!, ¡cuánta malicia!
Se corrompe todo, y a todo señalamos,
¿pero amar es pecado?

Decimos negro, plateado, amarillo.
Mostramos con el dedo índice el pecado ajeno
¿acaso hemos mirado nuestras miserias?

¡Quién descubriera tu pecado!
¡Lanzas rocas, tu lengua es una espada!,
¡Ay cuánto me han herido!,
hasta que agonizo…

¿Recordarás luego?
¿Quién es demonio aquí?
No son los cachos que me adornan sin ser puta, 
es que por ser buenas también nos condenamos
y por pendejas nos jodimos.

Ahí estaba, ¿lo ven?
Está viendo fijamente a tus ojos, 
/¿A los míos dices?, ¡qué agravio!
Si te ajustas el rosario en tu lengua
seguro que María te creería, 
pero tu lengua pecó más que tu carne,
y por ésta vaina, ¡ni el diablo se salva!,
porque la condenación viene de la boca.

¿Te das cuenta que tú mismo fuiste diablo?

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 20/15


LOBA [36]

LOBA [36]

Y de mi boca en lozanía
la sed profunda de tu amor.
Viejo tormento, llano hambriento:
¿A quién entregaste lo que amaba yo?

Una pesadilla dibujó esteros en mi carne,
animales gordos bebían de mí, hasta secarme.

Corría, miles de siglos fui perseguida,
y ese toro gordo de Bazán casi me arrastra
como paloma herida entre sus cuernos,
que más que herirme,
¡de amor me mataría!

Recuerdo del ayer a un caballo bayo
¿En dónde su altanera estampa se pasea?
Tristes lamentos confundían mi sombra,
¿o era tu sombra la mía?

Parezco un valle cuarteado.
Aquí se bebió la tierra mi sangre,
fueron buitres quienes dijeron amarme
para dejar mis huesos al aire libre.

¡Jajajaja!, mi sonrisa, río de ella,
es tan falsa como el verdadero amor
y  tan cierta como la hipocresía.
Vagando voy, triste y desnuda,
mis harapos huelen a tu carne fresca.
Eres tan méndigo como yo de amor,
que nos arrastramos sin pereza
y nos revolcamos sin Clemencia.

¿Viste ahora?
Al menos tú fuiste sincero
y te desahogaste en mí.

Yo, cortesana desnuda en medio de tus ojos,
de éste amor que confunden con pecado,
poco a poco entre tus dedos sucios
como una santa me vi.

Camino oscuro, pesadilla de 24 lunas:
¿Quieres ser mi sol, para formar un eclipse?

¡Muérdeme!, ¡aspírame!, ¡chilla en mí!,
que parezco loba hambrienta de carne
y toda la tuya,
¡es para mí!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 20/15