ESE DÌA
Un día iré
descalza por valles
no
sentiré miedo a las espinas,
ni a las
esquirlas filosas,
ni a los
dientes grandes,
ni a las
manos negras
en las
noches...
Estaré
sobre la roca más alta
bañada de
añil,
forjada en
nubes blancas...
Un día,
hablaré con el colibrí
y con el
puma sagrado,
juntos,
abrazados entre los prados.
Ahí sentiré
la brisa helada
cargando
nubarrones
hacia otras
veredas,
en donde
pasta el venado,
y su
cervatillo no tiene afanes,
ni parece asustado.
Beberemos vino del manantial
cerca de la serpiente y el
sin temor a
dormir,
pues todo será un despertar.
No habrá
religión,
ni peso
sobre las espaldas,
ni mano
sobre la boca,
ni filo
entre las piernas,
pues el
amor ha llegado
entre la
primavera,
y nos ha
cubierto de pétalos,
nos ha bendecido con sus aromas
y los
cánticos de los pájaros.
Un día que
será tan pronto
como un
parpadeo,
me verás,
murmurarás
mi nombre al oído
y estaré
atenta
a ese ruido
imperceptible
de la hoja
que cae,
y la nueva
promesa
que surge
espontánea
en el mismo
gajo…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla
24 03 21
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