viernes, 2 de octubre de 2020

BAJO EL ÁRBOL

 BAJO EL ÁRBOL


Cada tarde desde que descubrí el milagro de una hamaca

observo en detalle las hojas que caen y caen

del árbol odiado por el vecino y amado por mí.


Hoy escuché la historia  de un ave solitaria

sus alas eran negras y su pecho dorado,

siempre viene y canta, ve hacia la ventana

y en un leve sacudirse se aleja entre las sombras

que dibujan las nubes en el prado. 


Las ardillas pican trocitos de su pecho

y nos enseñan a compartir,

comen una que otra hoja tierna

y fabrican un nido con las secas

un lecho donde el amor se multiplica

y nuevas vidas regresan.


Hoy vi menos que ayer 

ellas saben que mi árbol las ama

y siempre asido como un prisionero

espera al pasajero que entre mordisco y mordisco

le susurran: te quiero. 


Ayer el vecino lo podó sin  permiso

y hoy la mujer vociferaba como una fiera,

pero me escondo para no escuchar la estupidez

que hacen que el hombre odie al árbol

y se vuelva enemigo del mundo por sus hojas. 


Siento un raro vacío en el alma...

Me han robado la energía y la sonrisa

pero cuando regreso cansada a mi hamaca

y le veo ahí, pacífico y amable

torna a mi alma un gran regocijo.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, octubre 2/20

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