SONIDO DE OLAS
Siempre que converso con mi hijo le digo:
¡Con éste fondo musical hijo!
Que no se note tanto mi voz,
y ese querer esconderme
me hace el ermitaño más cobarde
porque temo que al salir
la vida afuera me hiera más
pues mi débil corazón no lo resistiría...
He pasado de la sonrisa a la melancolía
y en ese lapso sólo quiero llorar
y estar sobre las rocas queriendo ser ola
que va y viene sin frenar jamás.
Las aves callan, enmudecen…
Voy al balcón en donde mi vida
es arena y cal, en este día
cuando siento que soy una concha vacía
con dos enormes tenazas
que quieren atrapar el mundo,
pero el mundo es un globo
que explota su dolor en la cara.
Ya en la tarde si lo veo de nuevo
salta mi corazón cual cabrita feliz
y vuelvo a ser lo que soy
una nube gris queriendo brisa,
un rayo de sol anhelando el mar;
un poco de ti y de todos
ansiando llegue pronto el carnaval,
y alzar vuelo dejando todo abajo
entre ese danzar mágico
que se calma al anochecer
y aparece radiante y soberbio
en otro amanecer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 24/09/20
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