DE CAMPO
Una víbora se desliza entre las rocas
y a la distancia de tu corazón y el mío
un ave canta y otra le responde.
Rayos de sol cruzan mi rostro
y las pupilas copian
el verde intenso de las praderas.
Hay una quietud extraña en el lago
que antes parecía furioso
bajando por la cuesta.
Todo es oro derretido y te veo a los ojos
los árboles arriba parecen tocar el cielo
me aproximo un tanto a tus manos
y un incendio se apresura en mi carne.
¡Qué hermoso día de campo!
Tú y yo en viejos tiempos
y la quebrada jugando con los peces
los árboles amansando amores
y tus labios en los míos
cual chupaflor sediento.
Una gran luz se cuela
pero no la veo, dejo de existir
en tanto tu boca se pierde en la mía
y nuestras lenguas parecen serpientes
que esconden su furor
ante el sonido del corazón.
Luego llega la calma...
Diviso las montañas y tus manos me tocan
así como los rayos del sol
acarician con dulzura lo húmedo
y luego entre luces multicolores
se alejan de nuevo entre las montañas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 22 09 20
No hay comentarios:
Publicar un comentario