VIVIR AUSENTE
¡Vivimos en un mundo sin luz
en un lugar sin acierto para vivir
a pesar de tanta luciérnaga suelta!
Pasamos sin pensar en el otro
porque somos el egoísmo
el mismo que tiene al borde
a las aves y a los árboles,
el mismo que vomita en el mar
y defeca en sus aguas
después de un largo día
de gritos y asonadas.
Vivimos tan aislados de la verdad
que pensamos que todo lo merecemos
y vamos por ahí dando tumbes
y derribando montañas
para elevar torres de cemento
y endeudar más a los pobres.
Somos leñadores hambrientos
y guerreros indomables
que no ajustamos el corazón al pecho
sino el día en que la enfermedad nos acorrale.
Vivimos como si no fuéramos a morir,
como si al segundo un resbalón
o el calor intenso no reventara las venas
y nos arrastrara por el piso
como serpientes venenosas.
Así pasamos, ni siquiera parecemos hojas
ni siquiera el humano que tanto gritamos
porque la humanidad perdió el camino
y sólo agacha el rostro hacia un celular
para reír con gentes lejanas
o para gritar la suciedad y la rabia
que por dentro llevamos.
Vivimos así,
como si no fuéramos a morir...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 10 09 19
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