Una ardilla se
descuelga de un árbol
y entrega una roja
flor a su amante.
¿Por qué razón este
prodigio ante mis ojos?
TE ADIVINO (42)
Cada instante te adivino
en la música del viento entre las hojas
y en el sonido de tus lágrimas en el valle reseco,
en donde las espinas de los cardos nos muestran
que su corazón florece igual que el resto.
En cada pálido rostro te veo,
y comulgo contigo auras y poemas
y comulgo contigo auras y poemas
que cada tanto llenan el vacío
que en la tormenta y en el rayo
nos despiertan hacia ti.
Es la flor encendida igual a la pálida,
no es el jardín hermoso si no están todas,
y en el paso raudo del colibrí, tus joyas advierto
brillando ante la majestad del astro entre sus alas.
Te adivino mi amado, penetrando mi corazón;
siento el aura de la paloma en el estrado de las penas
entre las garras de un gato pendenciero;
pero también, la razón de tal desespero
que calma con sus espadas su inquietud.
Y ahora, en el hombre que grita sus afanes:
¡Aguacates!, ¡aguacates!...
/hace poco un vehículo lo estrelló,
pero tuvo ánimo de levantarse y lo veo pasar,
con la misma sonrisa del ayer
llevando la carga sobre su cabeza
que valiente espera de la vida un revés.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 11 08 17
No hay comentarios:
Publicar un comentario