martes, 16 de febrero de 2016

¿QUIÉN ES DIOS? (37)


¿Dios, en dónde estás?
Luego canta el gallo al amanecer
Y con su respuesta me basta.


¿QUIÉN ES DIOS? (37)

Siempre viene a mi puerta gente que hace preguntas y preguntas sobre Dios, imaginan que su religión es la verdadera, y censuran porque tengo una imagen de María a la entrada de mi sala.

¿Sabe qué significa la muerte?, ¿por qué razón el mundo está ahora tan perdido?, ¿por qué razón adoran imágenes?, si vinieras a nuestra religión encontrarías a Dios…

Me quedo viendo y escuchando sin oír, cada necio se ha de apartar de mi puerta, y otra vez me dice: ¿qué es el reino de Dios?, y para ser tan iletrada, mejor me quedo callada, aquí entre nos, soy mala para discusiones políticas o religiosas, debido a que no sé llevar una charla de éstas, ha de ser porque no soy doctora o no me aprendo de memoria versículos y capítulos.

Mientras hablaba y hablaba la doña, intentaba ver hacia afuera de mí, un pequeño canario, cada día uno nuevo es colgado en su prisión en mi árbol, y ese canto en vez de parecerme feliz, es un angustioso llamado hacia la libertad, y entonces veo a Dios en sus ojos y en sus plumas doradas, lo admiro en ese trino, que como un arpa en su alma, nos quiere decir algo, pero como necios no escuchamos.

El tipo se cree dueño del canario y de su libertad, y como alguna vez también lo fui, nos volvimos prisioneros queriendo ser dueños de un canto de pájaro, y lo condenamos como a Jesucristo, sin permitirle cantar a su bosque y a sus novias.

Veo a Dios en las manos del anciano que va con su carreta a tiro, no hay caballo, él es su propio animal, sube y baja vendiendo limones o mangos que ha bajado de cualquier árbol del camino, y de nuevo pasa ante mis ojos, descansa bajo el árbol que adopté como hijo y mira y mira hacia cualquier portal, pero nadie sabe que lleva los bolsillos rotos y que ha regresado con la misma carga y el mismo afán, pero con una espina nueva en su corazón.

¿Cómo vamos a hablar de Dios de puerta en puerta, si dejamos de tender la mano a quien lo necesita?, imagino que lo encontrarán en un asilo para ancianos, en un hogar para niños abandonados, en una esquina en donde los poetas tragan pedacitos de luna, y ella agradecida, se crece una y otra vez, para que sus hambres de amor se calmen.

Dios es todo lo que veo, Él son mis manos que se mueven gracias a su favor, es mi pecho que respira gracias a su brisa fresca, Él es mi hermano Pablo, Pedro, Domingo, cuando me dan un gran abrazo y sienten que mis penas son las suyas, y siento que las suyas son mías, y nos reímos por los mismos chistes, y nos tomamos esos cafés sencillos, dejando un cariño escondido bajo mi ratón.

No me gusta que vengan con esas caras de santos a decir que sus religiones son las que contienen la verdad, cuando la verdad es el bien que podamos hacer a otros, es el perdón que podamos dar y la sonrisa que podamos colocar en esos rostros tristes, que siempre están a la vera de nuestro camino.

Soy la iglesia en donde mora Dios, tú eres ese palacio en donde habita la verdad, Él es la verdad que nos ha de llenar, es nuestro propio manantial que se riega por la mirada que se vuelve limpia y translucida.

Dios es una luciérnaga brillando en nuestra propia oscuridad, somos esencia de sus flores y colibríes que vuelan, siendo esmeraldinas joyas que buscan un perfume, y de paso, dejan un poco de cariño para recibir miel, y fuerza para continuar…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 16/16








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