DÍA 2716 (46)
Fue un día intenso de correr y correr, y llegar cansada,
murió la madre de mi cuñada Hidaly, después de una penosa enfermedad, poco la
conocí, pero fue otro maravilloso libro que nadie leerá, una historia de vida
muy triste, su historia que pasó como el tren en donde envió a sus pequeños
hijos para protegerlos de un marido maltratador, luego saber que la vida está
llena de sorpresas para unos amargas y para otros demasiadas alegrías.
Prefirió que la incineraran, a mí personalmente no me
gustaría, aunque digan que no se siente nada, no sabemos si el alma tiene frío
pero se castiga luego con esas llamas, entonces de nuevo deseo que me siembren
como a una gran semilla y luego que un árbol esté ahí con mi nombre.
Me gustan los que tienen muchas flores y luego queda desnudo
sin hojas; me encantan ahora las acacias con sus flores rojas y luego esas
cápsulas llenas de semillas. Sería la única manera de no morir, porque
pasaríamos a ser parte del bosque, en cambio cenizas al viento, no quedaría
nada qué recordar, pero en un árbol siempre habrá un ave, una hormiga, un caminante
que nos acompañe y bendiga. Al final, la familia es quien decide qué hacen con
nuestro cuerpo.
Pasó todo, sus hijos de aquí o de allá, esas historias que
se quedaron en sus vidas con experiencias dolorosas, pero sin dedos
señaladores, porque cada uno tiene una historia, un libro que no fue leído por
otros, pero se fue al fin, con su maleta vacía sin mirar atrás cuando siendo
todavía una niña, le parió su primer flor a este huerto.
De regreso a casa, mi perrita Andrea en el veterinario con
algo que no se descubría, sólo sabía verme a los ojos, luego ir detrás de mí
como una pequeña sombra llena de angustia y la madre ladrando y arañando mis
piernas pidiendo auxilio, hasta que después de un sueño de mi hija y luego otro
donde la veía bajo tierra, peleando con Serbio y echándole la culpa por llevar
y traer virus y bacterias, pues me dice que todos los perros han muerto, que
empiezan a temblar, a perder movilidad y no hallan resultados, según el
veterinario de Santo Tomás es un virus pero se le hicieron exámenes y no
resultaba nada, sólo giardias y su mirada perdida bailando en sus cuencas,
luego ese quedarse quieta para levantarse luego feliz moviendo el rabito y otra
vez perderse en un limbo de dolor, hasta que ya
su pequeño cuerpo no se pudo levantar, perdiendo facultades y por esta
razón decidí con todo mi pesar, que la pusieran a dormir pues era malvado verla
en ésta situación de sufrimiento.
Tomé la decisión después de hablar con el veterinario, los
sueños iban y venían, mi hija también soñó que la niña moriría, que alguien
quería mi muerte y la de ella, ha de ser que vemos demasiadas películas y
estamos con traumas que ni dormir tranquilas podemos, pero hoy, al ver que todo
sucedió, quedo un tanto pensativa, debe ser que no me acostumbro a la muerte y
ellos están ahí para que aprenda la tarea.
No quise presenciar nada, luego el doctor me pidió que
dejara su cuerpecito para estudio, a lo que accedí, pues muerta podría tal vez
llegar a ser luz y vida para otros.
Aquí estoy aceptando una voluntad mayor a la mía y con la
pierna otra vez molestando, idas y venidas al médico, aplazo de citas y en mi
desespero ir al boticario otra vez, ahora tomé ivermectina para descartar
parásitos en la piel, aunque ya había tomado de otros que me dijeron, podía ser algo que al rascarme entró en la
piel, luego otra medicina para amebas y esperar a mañana, porque ya he tomado
tratamiento médico y no hay resultados y para esperar 6 días con ese desespero,
tal vez ahora sí den con el chiste, de lo contrario esperar a ver si un
dermatólogo acierta, y este conejillo seguirá haciendo pruebas en su propia
carne.
Llega la noche, estoy sola en casa, mis hijas paseando y mi
corazón saltando porque estuvimos reunidos con familia muy querida,
compartiendo donde mi hermano Pablo en su restaurante, creo que esos momentos
son los mejores, porque se puede conversar, descubrir verdades que estaban
ocultas y ver que la gente toda es buena, que cada quien vive su propia angustia
y afán por sobrevivir.
Mi hijo como siempre, perriando en la casa, aprovechando mis
afanes, es que esa tripa les da mucha guerra y las mujeres lo saben, ¡pobrecito
mijo!, toca aplaudirle sus aciertos y que se cuide de preñar,¡ porque ahí sí
que se fregó!, hay que darle una panela entera para que no lo vuelva a hacer.
Raquel Rueda Bohórquez
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EXPONES TU FORMA DE INTERPRETAR LA VIDA CON ESA FRANQUEZA QUE SOLO POSEEN LOS NIÑOS Y LOS DEMENTES.
ResponderEliminarMi querido Orate, verte en mis letras me causa mucha alegría, y esas palabras tuyas tan dulces, gracias. Mis cariños siempre.
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