sábado, 2 de julio de 2016

DÍA 2716 (46)

DÍA 2716 (46)

Fue un día intenso de correr y correr, y llegar cansada, murió la madre de mi cuñada Hidaly, después de una penosa enfermedad, poco la conocí, pero fue otro maravilloso libro que nadie leerá, una historia de vida muy triste, su historia que pasó como el tren en donde envió a sus pequeños hijos para protegerlos de un marido maltratador, luego saber que la vida está llena de sorpresas para unos amargas y para otros demasiadas alegrías. 

Prefirió que la incineraran, a mí personalmente no me gustaría, aunque digan que no se siente nada, no sabemos si el alma tiene frío pero se castiga luego con esas llamas, entonces de nuevo deseo que me siembren como a una gran semilla y luego que un árbol esté ahí con mi nombre.

Me gustan los que tienen muchas flores y luego queda desnudo sin hojas; me encantan ahora las acacias con sus flores rojas y luego esas cápsulas llenas de semillas. Sería la única manera de no morir, porque pasaríamos a ser parte del bosque, en cambio cenizas al viento, no quedaría nada qué recordar, pero en un árbol siempre habrá un ave, una hormiga, un caminante que nos acompañe y bendiga. Al final, la familia es quien decide qué hacen con nuestro cuerpo.

Pasó todo, sus hijos de aquí o de allá, esas historias que se quedaron en sus vidas con experiencias dolorosas, pero sin dedos señaladores, porque cada uno tiene una historia, un libro que no fue leído por otros, pero se fue al fin, con su maleta vacía sin mirar atrás cuando siendo todavía una niña, le parió su primer flor a este huerto.

De regreso a casa, mi perrita Andrea en el veterinario con algo que no se descubría, sólo sabía verme a los ojos, luego ir detrás de mí como una pequeña sombra llena de angustia y la madre ladrando y arañando mis piernas pidiendo auxilio, hasta que después de un sueño de mi hija y luego otro donde la veía bajo tierra, peleando con Serbio y echándole la culpa por llevar y traer virus y bacterias, pues me dice que todos los perros han muerto, que empiezan a temblar, a perder movilidad y no hallan resultados, según el veterinario de Santo Tomás es un virus pero se le hicieron exámenes y no resultaba nada, sólo giardias y su mirada perdida bailando en sus cuencas, luego ese quedarse quieta para levantarse luego feliz moviendo el rabito y otra vez perderse en un limbo de dolor, hasta que ya  su pequeño cuerpo no se pudo levantar, perdiendo facultades y por esta razón decidí con todo mi pesar, que la pusieran a dormir pues era malvado verla en ésta situación de sufrimiento.

Tomé la decisión después de hablar con el veterinario, los sueños iban y venían, mi hija también soñó que la niña moriría, que alguien quería mi muerte y la de ella, ha de ser que vemos demasiadas películas y estamos con traumas que ni dormir tranquilas podemos, pero hoy, al ver que todo sucedió, quedo un tanto pensativa, debe ser que no me acostumbro a la muerte y ellos están ahí para que aprenda la tarea.

No quise presenciar nada, luego el doctor me pidió que dejara su cuerpecito para estudio, a lo que accedí, pues muerta podría tal vez llegar a ser luz y vida para otros.

Aquí estoy aceptando una voluntad mayor a la mía y con la pierna otra vez molestando, idas y venidas al médico, aplazo de citas y en mi desespero ir al boticario otra vez, ahora tomé ivermectina para descartar parásitos en la piel, aunque ya había tomado de otros que me dijeron,  podía ser algo que al rascarme entró en la piel, luego otra medicina para amebas y esperar a mañana, porque ya he tomado tratamiento médico y no hay resultados y para esperar 6 días con ese desespero, tal vez ahora sí den con el chiste, de lo contrario esperar a ver si un dermatólogo acierta, y este conejillo seguirá haciendo pruebas en su propia carne.

Llega la noche, estoy sola en casa, mis hijas paseando y mi corazón saltando porque estuvimos reunidos con familia muy querida, compartiendo donde mi hermano Pablo en su restaurante, creo que esos momentos son los mejores, porque se puede conversar, descubrir verdades que estaban ocultas y ver que la gente toda es buena, que cada quien vive su propia angustia y afán por sobrevivir.

Mi hijo como siempre, perriando en la casa, aprovechando mis afanes, es que esa tripa les da mucha guerra y las mujeres lo saben, ¡pobrecito mijo!, toca aplaudirle sus aciertos y que se cuide de preñar,¡ porque ahí sí que se fregó!, hay que darle una panela entera para que no lo vuelva a hacer.

Raquel Rueda Bohórquez
2 7 16



2 comentarios:

  1. EXPONES TU FORMA DE INTERPRETAR LA VIDA CON ESA FRANQUEZA QUE SOLO POSEEN LOS NIÑOS Y LOS DEMENTES.

    ResponderEliminar
  2. Mi querido Orate, verte en mis letras me causa mucha alegría, y esas palabras tuyas tan dulces, gracias. Mis cariños siempre.

    ResponderEliminar