VUELOS CORTOS (5)
Si pudiera desviar el vuelo de la gaviota, iría con ella
hasta la misma roca en donde alguna vez se tiñó de blanco el cabello en tu
espera.
Si pudiera tener alas como el albatros, perseguiría a la
brújula de su pecho para abrazarnos, si es crudo el invierno.
¡Si pudiera saber mi destino!: pero el destino es como un
regalo sorpresa para cada uno, no sabemos si trae un diamante o una esmeralda,
más son las joyas de tus ojos, las más deseadas...
¡Si pudiera encontrarte en mi camino! La vida es un acertijo
extraño, estamos con quien nos odia y deseamos a quien nos ignora, así somos
las mujeres, porque el amor ha de ser transparente, sin engaño ni mentira, debe
ser como el sol de la mañana que regala sus caricias ardientes sin cansancio, o
como la luna que baña el bosque de hermosura y nos persigue de regreso a casa;
lo sabemos, pero la necesidad de amar es más fuerte que la realidad.
Si pudiera soñar contigo y saber que sueñas conmigo, la vida
sería más dulce; pero se va en letras y letras, en pensamientos repetidos en
uno y otro poema, porque me siento así, como un pájaro en árbol ajeno y no sé
cuántas plumas queden en mis alas para volar algún día a tu encuentro.
¡Si pudiera transformar tus pensamientos para estar en los
tuyos!, pero nada pasa, es un perseguir el viento, pareciera una ola detrás de
la otra sin jamás ser alcanzada, y repetirse una y miles de veces en la misma
playa azul donde el horizonte no tiene fin, pero a pesar de todo, las garzas
saben a dónde ir y encuentran cómo regresar al nido.
Raquel Rueda Bohórquez
30 6 16
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