A esa pequeña flor
Manoseada en
cualquier esquina;
A esa niña que grita
hacia adentro
Y sus penas brotan
perlas vivas.
PUREZA (55)
En este correr
Quise ser tan pura como una flor
Pero me quedé en el charco
Donde se cuecen los deseos
Y se pierde el fervor.
¡Heme aquí tan silvestre!
Torpes mis dedos escudriñan
Y en ese ocultarse luego,
En ese perderse en desenfreno,
¡Cansancio no más!,
Y ese extraño dolor de rodillas.
Nada es tan fresco como el manantial.
De mi pureza la noche fue testigo
Y ese quebrarse el grito, el ahogarse en mí
Dejó un desteñido rostro
Que a pesar del tiempo recuerda
Ese pecado tuyo en mí.
Me han purificado tus dedos;
Me santifiqué en medio del dolor.
Puras mujeres de plata y porcelana,
Divinas mujeres de rojos escarlatas
Escurriendo versos por las piernas,
Y chorreando angustias por los ojos.
No hay pureza que la maldad no ensucie,
Y en la pesadilla del toro de Bazán,
Perseguida continúa la gacela,
Para entre sus cachos escribir poemas
Y reír luego a carcajadas
De tanta pureza que nos condena.
Raquel Rueda Bohórquez
11 4 16
No hay comentarios:
Publicar un comentario