miércoles, 30 de marzo de 2016

PALABRITAS 30316 (5)




PALABRITAS 30316 (5)

1
El amor es una ventana abierta
Por donde entra el sol sin pereza.

Es un cayado y son tus alas,
Hasta donde Él decida
Y el viento se antoje...

2
Entre más golpes
Más poetas le nacen
A los jardines...

3
En mi morral
Sólo cargo poesía
Y una que otra sonrisa;

Pero también cargo lluvia;

 ¿Sin ella,
 Cómo veríamos
Florecer nuestras ideas?

4
También me gusta mucho
La gente sencilla,
La que no se ajusta la corbata
Y camina por ahí,
Descalzo en casa,
Donde al fin puede ser
Sin parecer.

5
Basta una oruga
Para saber
Que vendrá la bendición
De una mariposa.

6
Perdón Señor
Porque soy pronta a enojarme,
Pero también gracias;
Porque sé perdonarme y olvidar,
De acuerdo al dolor en mi pecho
Y a la lluvia en mis ojos.

7
Nadie en la vida
Me ha hecho reír más que mi padre,
Era el toque perfecto
Para mí felicidad.

8
De aquí hasta esos puntos suspensivos
Que me dejaron sin tu presencia;
Siempre, a pesar de la distancia que supuse
Estás en este río de tu propio manantial.
9
 No soy tan engreída
Para no aceptar un piropo.

Pero de inicio,
La vulgaridad con imágenes
No conquista mi valentía.

10
Recordando cuando salieron las primeras "bramadoras", decía mi padre, parecían baúles; algunos los llevaban al hombro, tenían muchas luces y un montón de baterías grandes, él decía que si tenían “brabadora y despertador”, ya se podían casar, ¡jaja!, mi viejo era un sol que todavía me alumbra.

11
Un capullo
Es la antesala para una flor;

Así una oruga,
Lo es
Para una mariposa.

12
El sol
Es la esperanza para un árbol,
Como tú para mí amor.

13
Que seamos tan humildes
Como los gorriones,
Para llegar a ser tan sabios
Cual las hormigas.

14
 Un corazón sabio
Como el roble de la esquina,
Quien a pesar de tanta inquina
Para mí florece.

15
Que nos enamoren con flores,
Música y poesía;
Después, la carne dirá.

¡Pero que nos enamoren primero!

16
Fue ese día,
 En que me vi por primera vez
En el verde prado de tu bosque,
Que descubrí que eras tú, madre mía;
La más blanca poesía.

17
La vieja era indecente para hablar,
No caía bien a los hipócritas
Ni a quienes aman los honores,
¡Pero eso sí!
Era la oveja gris más amada
Por un Rey.

18
Se quedó contemplando
El azul del mar,
Porque sabía,
Que azules son los sueños;
Azul es el cielo,
Y el color preferido de Dios.

Raquel Rueda Bohórquez
30 marzo/16


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