Mi madre
¿Y DEL CANEY? [17]
Madre
mía, el caney conoció de tus labores, tus pulmones del humo en la cocina, los
árboles de viejos leñadores, los terneros de blanca y tibia miel y espumas en
la boca.
Mi
padre conoció de ti toda dulzura, caña de azúcar pura, entregando en tus
entrañas vida, para que fuéramos...
Recordar
tus adobos, ¡tanto amor!, se desbordó tu río interior en un rincón, ¿hubo
penas?, ¡muchas!, hubo quejas, amargos y más, sentires y poemas de tu boca para
todos, sin renegar pasaste como un caudal, y lloraste rosas en un portal, lejos
de todos nosotros, porque era tuyo tu dolor, sólo confesable a Dios.
Pero
no hubo queja jamás por nuestras vidas, hubo huertas y labranzas, manos resecas
y tostadas, hubo enseñanza, ¡a trabajar hijos!, a ver cómo danzan las gaviotas,
¡adivinemos entre todos cómo se crecen lirios en el bosque!, luego, con una
sonrisa nos persignabas...
¡Benditos
hijos!, ¡bendito día!, ¡bendita aurora que me encontró con la mirada perdida,
viendo a mi sol amanecer arriba de la cuesta!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 22/15
Barranquilla, agosto 22/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario