TE INVENTÉ
(6)
Te diré un
secreto: anoche soñé contigo, estábamos en un sitio parecido a una montaña, no
recuerdo tan bien, pero había un tipo tocando esa música hermosa que me gusta,
con sonidos a bosque, a paz.
En un
momento, tenía a un bebé parecido a una ardilla, en mis manos, de negro y
blanco, parecía un hermoso peluche, luego la coloqué en las tuyas para que la
acariciaras. Ahí sentí que no tocabas al cachorro sino a mí, y en ese pequeño
toque en mi sueño, sentí que el amor es muy grande y que puede traspasar todas las
rocas y espinas del universo.
Has reparado
mis alas, has tocado algo más que mi alma, cada día escucho en el ruido de las
hojas secas, que la vida es una danza con muchas alegrías y hartas tristezas.
Sin importar, es bella, y ese conjunto de ruidos contigo en ellos, la hace aún
más hermosa. Debe ser, porque vivir es el sueño más perfecto de todos.
Otro día en
este mismo sueño, mi Rey fabricó un castillo para mí, me ha regalado flores,
sus aromas vienen con el pensamiento que los atrapa y los envuelve en un
abrazo. Sus letras parecen lágrimas, siempre te dicen algo, alivian esas penas
viejas tan amargas.
Mi Rey no
tiene corona de espinas, es un Rey que vive en la tierra, en éste palacio de mi
corazón que se llena de sonidos si apareces, y silencia un poco, para que nadie
descubra un secreto de amor que cada día se crece.
Es un
hormigueo en mi carne de insectos pequeños que tienen su fábrica en mí y su
estación primera es mi corazón, en donde nacen todas las fantasías que traen
esas pequeñas sobre su cabeza, parecen trocitos de hojas que volverán hongos y
licor, para emborracharme con cada ilusión que halle, en los senderos rocosos
de la existencia.
Quiero
amarte, y que sea testigo el sol, hasta que dure éste consuelo para dos. Eso
nació en ésta misma arboleda, aquí se crecen las amapolas junto a esas imágenes
necias que tienen carita feliz ante tu mirada.
Mi amor, el
poeta, puede tocar hasta mi alma sin que nadie se entere. Él me visita en
sueños, llega en la noche, tranquilo, me ama todos los segundos, y no tengo que
rogar una caricia, porque su presencia es parecida a un beso de sol sobre un
pájaro herido.
No puede
mentir el viento si un ave extiende sus alas, no puede mentir el cielo si un
lago es bañado con la luz del sol, no puedo callar ahora que todo viene de
Dios, que somos su espiga en ésta inmensidad, con adornos a música y rayos de
luz de divina claridad.
Amor, ¿qué
significado tiene en verdad?, parece la espiga dorada en donde se posa un
peregrino de alas grises y entona una oración con sus alas extendidas, luego
picotea de la semilla que se le ofrece y vuela hacia su pequeño altar bajo las
ramas, con el pico lleno y el alma inflamada.
Es así de
simple, el amor es la flor más olvidada por todos, pero sentida por alguien al
descuido, en ese aroma único que atrae a un solitario, que sin buscar le halla
en su camino, ¿acaso importa que sea soñado?
Puedo idear
un amante, inventarte a mi acomodo, crecerte en mi corazón y transportarme
contigo en un perfume, sobre espigadas ramas que se bordan cerca de una cascada.
¡Qué hermoso
eres!, te inventé para mí sola, aquí no vendrá una coqueta con su zalamería a
robarme tu amor, no será ladrona como siempre, sino que te desaparezco si
quiero, si deseo no ensoñarme más contigo.
¿Viste qué
fácil y económico es fabricar tu amor, en éste enredo que tengo en el pensamiento?
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
diciembre 30/15
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