SANCOCHO DE
VIDENCIAS (1)
Ese día, la
vidente me lo dijo, de esto hace más de 12 años, no me sorprendió pues ya lo
sospechaba, 12 años después me lo repite, mi hermano difunto, luego mi otro
hermano, después me lo contaron sus ojos, ahora tengo un diálogo directo con
Dios y me dice que estoy en lo cierto, pero que con mis ojos veré la recompensa
al impío, y esto me asusta un poco. Decido perdonar ahora y lo hago en serio,
ha sido demasiado para éste cuerpo tan pequeño, pero mi alma se ha fortalecido,
pocas personas en quien confiar, pues siempre señalan sin saber las espinas que
tiene mi corazón. Poco a poco tengo que aprender a callar, tragar y a esperar
con paciencia...
A veces la
imaginación no es tan perversa si el tiempo termina dándonos la razón, ¿será
que alguien se mete ahí y nos avisa?, nada hay oculto bajo la luz del sol.
¿En qué
pensaría el músico, al componer ésta melodía? Toda iluminación viene del silencio,
de la soledad, del cansancio o de la felicidad.
¿Hemos visto a un pájaro después de la lluvia?,
sus composiciones son de contento, y alardean de rama en rama, de flor en flor,
cantando y cantando, sin pensar, pues todo está en esa garganta mágica, todo en
el sol que les ha de hacer brillar.
Otro día se
vale para una sonrisa y otro abrazo, para creer que no todo es para siempre,
que ahora ríen de ti, o de mí, y la historia se repite generación tras
generación, sin aprender lecciones ni acatar consejos.
Pero sí me
aconsejo, no seguir calando en la misma roca como una gotera, quiero que
termine ésta loca historia, que mi hija arme su nidito de amores y que esté ahí
sin ser metiche suegra, dejándolos vivir su historia, ¡eso sí!, que no me
odien, porque con la ración que he recibido es suficiente, que me soporten un
poco, no soy tan caníbal como pintan a las suegras, que después de que parieron
a sus hijos, las nueras que son las más perversas, terminan haciendo que los
hijos las desprecien, ¡que Dios me libre!
En esas
videncias, imaginó mi retorcida y cobarde mente, que estaban planeando una
comida con veneno, esas miradas extrañas tienen un poco de hielo, ahí se
retratan los muertos si ven sus carcajadas, pero antes de que se disparen sus
deseos, mi amor ha tocado mi corazón y ha empujado mi vida hacia sus brazos.
¡Navidad!!,
¡Navidad!, acércame a tu ventana y dime que Dios acaba de llegar, cierro los
ojos y le hallo si a la luna fresca de ahora voy a contemplar, pegada de sus
rayos luminosos.
Será como un
buen árbol viviendo en sus semillas, esta es la incoherencia de cada letra,
aquí o allá, en donde se me antoje empujar mi barquita de papel, y no es
cuestión de videncia, es que la brisa es quien manda, ella es la dueña del
universo, sin figura, sin ojos ni boca, sostiene nuestra vida con su aliento,
mantiene a esa gran lámpara en el ponto siempre encendida, sin agotarse siquiera.
De niña, creía que era un hilo que
sostenía Dios para que no cayera sobre la tierra, pensaba que era una cometa
que me perseguía sobre las montañas, un gran balón de oro que jugaba a las
escondidas con los niños.
No seamos
reptilianos, ni grises, de tanto leer sobre extraterrestres ya los estoy viendo
rondar por mi casa, es otra videncia que me angustia, ¿quieren mis cosas?, ¡trabajen!,
así como me ha tocado en la vida, pero si pueden venir y hacerme tragar otra
vez el veneno que guardan sus corazones, ¡sean bienvenidos!, ¡ésta vez viviré
más pendiente de ese rechinar de dientes que los hace tan diabólicos.
La
naturaleza jamás equivoca su misión, pero nosotros siempre vivimos equivocados,
es por ser tan ambiciosos, por vivir poco, y mendigar mucho. ¿A quién
mendigamos amor?, el amor es mi sol de la tarde que me regala sus flores rosa,
todo da, nada recibe, su corazón es la bondad que suspira rayos de luz y nos
hace doblar las rodillas.
¡Es tan
divino!, a las 2 de la tarde de éste día, dicen que último del año, me ha regalado
una flor, me señala que vive enamorado de la luna, quien lo espera con un
vestidito de seda, tan claro y transparente, que puede adivinar que su alma es
como el cristal que fabricó el color del agua.
Y me
pregunto siempre: ¿por qué, si tenemos el alma tan igual, somos tan
imperfectos?
El amor es
invisible a los ojos, es decir te quiero con una caricia al descuido, decir te
amo, si levantas el rostro, y te das cuenta que te acompaña el cielo y además
te regala un ramo de flores.
¿Quién me dice que mi amor no me dijo que
tomara mi cámara, que me daría una sorpresa?, es regalón y sabe comunicarse en
medio de una gran soledad, que se convierte en la más acompañada de todas mis
navidades si estoy en su presencia.
¡Y si
pudiera detener el tiempo!, si en éste leve espacio en que no estás, regresaras
esa brevedad, ¿qué te diría?, creo que bastaría con saber que fuiste madre un
día, y suficiente con enterarme que mía, para fundirme en ti con el más sublime
de los abrazos y quedarnos así, tomadas de la mano, viendo correr de nuevo las
aguas del Magdalena...
Y la rosa
escribió de lo que tenía su corazón, más sus espinas rozan, hieren y lastiman.
Una bruja
levantó vuelo y me quedé con una gran sonrisa y ese extraño pensar, en que los
amigos dejan de existir cuando asoman un par de huevos en el horizonte; me hace
creer tal videncia, que conozco el sitio exacto donde anidan las águilas y
fecundan las hienas.
Pero aquí lo
que ha fecundado es la esperanza de un nuevo día. ¡Dios gracias!, porque estoy
aquí otra vez y puedo verte dando colores al mar y diseñando margaritas rojas
para mí, alrededor de tu rostro.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
diciembre 31/15
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