NANCY (24)
Era una niña
coqueta,
Parecía madrigal
de poeta
Con la
sombra de un rubor
Que cercaba
de auroras su boca.
Nancy
despejaba el sol de la tarde
Sin pensar
que llovería al rato,
Y en esta
prisa de aromas y vientos
Tropezó en
una espina,
Donde ardía
su carne.
Ha cerrado
sus ojos,
¿O alguna
sombra ocultó su estrella?
Recuerda el
frenesí del viento
Y todo en
blanco,
Ni una luz
siquiera recuerda.
Fueron rosas
rojas,
Todos vieron
en su fría mirada
Que se
quedaron en Nancy
Todas las
aves que ese día
Habían cantado
versos de amor
Para ella.
No gritó
más, ¿para qué?
Recordó un
pecho de madre,
Y en ese río
de blancos besos
Se durmió
para siempre...
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 25/15
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