Mi amor más grande, mi madre
EL
PERDÓN [43]
El
perdón es la única droga que sana el alma y revitaliza el cuerpo,
ya que odiar envenena, y va contra la ley Divina.
ya que odiar envenena, y va contra la ley Divina.
Amor
es la medicina fabricada por mi Señor,
estoy tomando mucho de ella para curar toda herida.
estoy tomando mucho de ella para curar toda herida.
Los
invito también, todos somos pecadores,
pero estamos aquí porque debemos sanar antes de partir.
pero estamos aquí porque debemos sanar antes de partir.
El
perdón es siempre una mano extendida,
parece una madre cuando su hijo ausente
aparece después de muchas lunas.
parece una madre cuando su hijo ausente
aparece después de muchas lunas.
Es
un brillo en la mirada,
ahí las estrellas se pueden tocar en tus ojos,
y traspasar a los de otros.
ahí las estrellas se pueden tocar en tus ojos,
y traspasar a los de otros.
Si
guardamos rencor, siempre estaremos alimentando a esa cobra venenosa que se
quiere apoderar de nosotros, luego enfermaremos, seremos un rostro feo porque
estaremos siempre hablando mal de otros, y nos carcomerá como un cáncer,
nos hará decir y hacer cosas que jamás, llenos de amor, ni siquiera hubiésemos
pensado.
Es
bendición de un día y una noche, es una flor resucitando y una hoja cayendo,
con esa gracia infinita de ser parte del mismo árbol, alimentado con la misma
sabia de un prisionero que se aferra a la vida, sin más viaje que ver a la
distancia a otros presos que nos regalan sombra, alimento, y perfume.
Debemos
iniciar por perdonarnos a nosotros mismos, por cada error que hayamos cometido,
al hacerlo, habrá espacio enorme donde caben todos los perdones.
¿Me has herido? No tengo memoria de
eso, fue un día de mucho calor, hubo celos, tropezó conmigo un demonio,
pero sacudí mis harapos, despejé muchas dudas y pensé entonces: no era para mí
ese amor, porque el amor es algo más grande que colma un rosal y enciende un
cirio.
Ahora
estamos despejando dudas, no está el cardo en mi camino por su decisión, es que
la brisa encontró propicio su espacio, para que a pesar de todo, pudiéramos ver
el instante de la flor, el segundo del fruto, y la magia de una semilla.
Si
perdono, puedo mirar a los ojos y abrazar a mi enemigo, él sentirá otra
energía, se avergonzará de sus actos, y se doblará ante Dios, con el sol
de testigo.
El
perdón es una madre abrazando y un sinsonte cantando.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 19/15
¡Precioso!
ResponderEliminarTienes toda la razón.
Besos
Hola Verónica un abrazo, gracias amiga por pasar. Besos
ResponderEliminar