VÓMITO
DE GATO [1] [69]
Alguien
se burlaba de un poeta, la razón era porque a él no le salía ni una sola letra
que no fuera para ofender, y ahora mismo se declaró una guerra, ¿quién ganará?,
en busca de aguas negras defecarán sobre los mismos de siempre, y el poderoso
se cree grande, jajajaja!, ¡vómito de gato!, decía El diablo, más el diablo
murió como un pollo, atravesado por mil lanzas, y el fuego de sus entrañas
lidió con la tierra al fin, en donde blanqueó los ojos y descansó de su mísera
existencia...
“El
diablo es puerco” ,¿será que tengo algo diabólico?, a veces me asusto de mí...
Me
aterro de la mirada sucia que tengo, cuando deseo devorar la carne, comerme la
piel a trocitos, de a besos, a mordiscos, y enrollar la serpiente del deseo en
mi cuello, que atraviese los senderos de mi boca, pero es una mentira, ¡me asquea!,
sólo bebería de tu boca miel dulzona, limpios los dientes, con un poco de
bebida agria, de guarapo, borrachos, asquerosos amándonos, sudándonos, jadeando
como perros, pegados y abrazados de la inconsciencia.
Tomar
de la fiereza que dices tener en medio de las piernas, tú hombría, ¡ey!, ¿en
dónde está tu hombría?, si me das una flor, tal vez lo comprenda, pero si me
azotas con tu lengua, que sea en mis tetas caídas, en mi culo cansado de pelear
la guerra de la vida, en medio de letras mínimas que nadie lee.
¡Jajajaja!
¡qué zurronado de mierda la vida!, ¿por qué insulto la existencia?, ¡es porque
no he vivido!, pero también es una mentira, vivo ahora que se mueven mis dedos,
que hago llorar un poco la lluvia en mis ojos, y me contento con un beso, y una
orgía declamada en letras, en medio de guturales sonidos de pedos asquerosos,
que inundan mi bonita alcoba de flores extrañas, de ruidos que no tienen clemencia
de mi dulzura y delicadeza, por eso escribo ahora poesía transgresora, ¡qué me
importa un culo lo que digan!, ¿será que me vuelvo pendeja también?, ¡jajajaja!
qué sacudan sus bolas asquerosas ante mí, ni ganas me dan, ¿será que me estoy
volviendo hombre?, o será qué al fin comprendí que la vida es una lágrima
descolgada de una hoja, que se va cantando, que humedece la tierra y se
evapora, en tanto la brisa construye una historia de amor, cuando los álamos
están en flor, y mi vida, ya no sea la silla vieja que aguarda mis
esencias con olor a poesía.
¡Válgame
Dios, qué porquería!, pero me dicen poeta, y me cansé de contar historias
dulces, por eso me vomito en la inmundicia de los grandes, ¡para que respeten a
las hembras!, ¿de qué guerra hablan las águilas?,¡leones!, eso son, de dos
patas, con sus colmillos de acero queriendo devorar al mundo, pero el mundo se
los llevará mucho antes de que su puta estatua de la tan llamada libertad haya
caído con una leve brisa que se anuncia desde el norte.
¡Vómito
de gato!, no era yo, claro, porque el viejo que me lo gritaba está riendo a
carcajadas bajo tierra, ¡bien muerto está!, pero como tengo algo de diablo:
¡Qué
Dios lo bendiga!
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
marzo 10/15
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