SOL DE LA TARDE [2]
Si un rubor de
mariposas
se pasea sobre las
olas,
juguetón y danzarín
viento
moviendo la cabellera
del mar,
semejando una sábana
celeste
en mi pupila te quedas
en tanto se redondea
el día
a la despedida del
sol.
Es ahí que recuerdo
que la juventud se ha
ido
entre locos
pensamientos,
vaivén de
pequeñas letras
que se agigantan cual perlas en mis ojos
al darme cuenta que
no estás.
No tengo a dónde
ir en estas noches,
luego, si el
desvelo me topa
viendo un lago
ausente pintado en el cielo,
soñando que las
estrellas te contienen
junto a la nube de
paso
que viene y va,
otra vez tus alas de ángel me tocan,
un suspiro te envío
cerrando los párpados,
cobija al fin que
hace dormir a mis niñas
ansiando otro mañana
amanecido conmigo
calentando otras montañas
calentando otras montañas
o de púrpuras galas
adornado,
despidiéndose de
nuevo
de las azules aguas
que lloran sales de madre
que lloran sales de madre
para ser profundidad.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla, julio
30/15
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