Gian coqueta
EL ESPEJO Y YO [33]
¿Será que el
espejo refleja mi sombra?
Deseo ver
cuán grande soy,
entonces me adivino una y otra vez,
adivino un cristal y
otro para multiplicarme,
pero siempre soy la
misma pequeña
que solo con la luz
del sol se agranda.
Dame tu secreto,
espejo:
¿eres dueño de mi
sombra,
o eres luz en un lago
invisible
para que pueda verme?
No hay respuesta,
pero grita su silencio,
pero grita su silencio,
mi sombra será
reflejada ante mis ojos
cuando él se ponga de
frente,
y esté detrás de mí
hasta que la nube
gris
quiera opacar su
poder.
Heridas tenía el
espejo,
parecían ocres hojas
del camino
y ni siquiera
mis pupilas se reflejaban
pues su alma es un
sino cristalino.
Dime espejo:
¿puedes cambiar éste
rostro por uno más fino?
¿devolverías como a
las flores,
lozanía en otro
nacimiento?
¿desarrugarías éste
libro viejo y cansado?
Una media sonrisa me devolvió
el espejo,
con una respuesta en
mi boca:
¡serás lo que desees,
volarás si quieres,
si algún día dejas de
mirarte en un espejo
y buscas dentro de tu
propio lago
a ese ser que por
siempre te acompaña!
¡No comprendo nada!
¿Qué me has dicho?
El espejo nada respondió,
una lágrima parecía
descolgarse
y luego,
desapareció...
desapareció...
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla, julio
19/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario