martes, 14 de julio de 2015

EL CHISME [52]

Lucía


EL CHISME [52]

Quién es más chismoso, quién escucha un chisme, o quien lo divulga.

Recuerdo a mi madre un dicho, seguro de boca en boca venía: chisme contado jamás será terminado, y luego repetía: los chismes son como el rocío de hoja en hoja, y las palabras de boca en boca.

Cuéntale a un chismoso tus penas, y él se encargará de multiplicarlas.

Cada palabra en boca del chismoso es almíbar que convertirá en hiel.

Si le dices mu, el chismoso se encargará de adornar cual si se tratara de un poema, pero sus adornos son de falsedad y malicia.

El chismoso generalmente tiene envidia, y aprovecha cualquier palabra para su provecho, si te ve, dirá: ahora mismo le contaré, y agrandado hace que enfurezcas, y una vez te alejas, ríe para sus adentros, ¡ahí tiene!, se lo quería decir desde hace rato y aproveché la ocasión.

De Bartolos está lleno el mundo, y ellos se encargan de distanciar familias y dañar hogares, porque no tienen otra cosa qué hacer, sino sembrar de su hiedra por donde pasan.

Dice: con esto me ganaré su favor y hasta me rendirán tributo por mi conocimiento.

Quien escucha tras la puerta es un chismoso en potencia, y quien tiene extensión de teléfono es un chismoso consumado, ¡cuidado!, conozco de un crimen escuchado así, y un cómplice asustado por escuchar lo que no debe.

Quien es feliz escuchando chismes, es más feliz divulgándolos con ñapa.

Cómplice es el chismoso como quien no pone freno a su lengua.

¿Quién pone en tela de juicio las palabras de un agraviado?, pero la queja debió tragársela, porque ahora es un grupo quien lo condena, y son peores con la lengua, que los insultos a quien de por sí ya está herido.

Lengua y espada, de eso sí que conozco, muchas veces buscando consuelo, nos hemos disparado al pecho, pero debemos cerrar la boca y dejar a Dios las quejas, porque el chismoso nos tendrá con una lágrima temblando en los ojos.

Confiar secretos a los chismosos, es ganar un ejército de enemigos, el rico se queja y todos lo abrazan, el pobre humillado revira, y hay junta para escupirle.

En éste asunto casi nadie se salva, chismes de boca en boca, verdugos y escapularios, María en oración, Anastasia en confesión, y vuelve y juega, porque la lengua en movimiento es picante que condena a quien nada ha contado.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 14/15

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