Lucía
EL CHISME [52]
Quién es más
chismoso, quién escucha un chisme, o quien lo divulga.
Recuerdo a mi madre
un dicho, seguro de boca en boca venía: chisme contado jamás será terminado, y
luego repetía: los chismes son como el rocío de hoja en hoja, y las palabras de
boca en boca.
Cuéntale a un
chismoso tus penas, y él se encargará de multiplicarlas.
Cada palabra en boca
del chismoso es almíbar que convertirá en hiel.
Si le dices mu, el
chismoso se encargará de adornar cual si se tratara de un poema, pero sus
adornos son de falsedad y malicia.
El chismoso
generalmente tiene envidia, y aprovecha cualquier palabra para su provecho, si
te ve, dirá: ahora mismo le contaré, y agrandado hace que enfurezcas, y una vez
te alejas, ríe para sus adentros, ¡ahí tiene!, se lo quería decir desde hace
rato y aproveché la ocasión.
De Bartolos está
lleno el mundo, y ellos se encargan de distanciar familias y dañar hogares,
porque no tienen otra cosa qué hacer, sino sembrar de su hiedra por donde
pasan.
Dice: con esto me
ganaré su favor y hasta me rendirán tributo por mi conocimiento.
Quien escucha tras la
puerta es un chismoso en potencia, y quien tiene extensión de teléfono es un
chismoso consumado, ¡cuidado!, conozco de un crimen escuchado así, y un
cómplice asustado por escuchar lo que no debe.
Quien es feliz
escuchando chismes, es más feliz divulgándolos con ñapa.
Cómplice es el
chismoso como quien no pone freno a su lengua.
¿Quién pone en tela
de juicio las palabras de un agraviado?, pero la queja debió tragársela, porque
ahora es un grupo quien lo condena, y son peores con la lengua, que los
insultos a quien de por sí ya está herido.
Lengua y espada, de
eso sí que conozco, muchas veces buscando consuelo, nos hemos disparado al
pecho, pero debemos cerrar la boca y dejar a Dios las quejas, porque el
chismoso nos tendrá con una lágrima temblando en los ojos.
Confiar secretos a
los chismosos, es ganar un ejército de enemigos, el rico se queja y todos lo
abrazan, el pobre humillado revira, y hay junta para escupirle.
En éste asunto casi
nadie se salva, chismes de boca en boca, verdugos y escapularios, María en
oración, Anastasia en confesión, y vuelve y juega, porque la lengua en movimiento
es picante que condena a quien nada ha contado.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla, julio
14/15
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