martes, 14 de julio de 2015

EL AVE DE LOS SUEÑOS [53]

Sofía y Salomé 

EL AVE DE LOS SUEÑOS [53]

Era pequeña, parecía un gorrión, pero cuando abría sus alas se volvía inmensa, ¿han visto alguna vez con los ojos cerrados?, así exactamente, y pregunto ahora: ¿cómo verá quien es ciego de nacimiento?, y luego me inquieta, ¿de qué manera verá quien en el camino se volvió ciego?

Uno y otro concebirán cada sueño a su manera, no es tan importante ver con los ojos que habitan nuestras cuencas, si no sabemos ver como los ciegos de nacimiento, es ahí donde está ese milagro de adivinar cada paisaje y color, sin que tengamos memoria de lo que es un campo ni un aura.

¿Qué gamas divisarán?, ¿cómo saben lo que es el amor, y de qué manera enamoran,  si no pueden ver sino con sus dedos, a esa persona que atrapa sus corazones?
¡Cálzate mis gafas y podrás ver como yo!, escuché a un ave que cantaba en mis sueños, sin verle, sé que existe, y sin conocerle físicamente, también sé que le amo.
¿Será hombre o mujer?, no puede ser el uno sin el otro, en éstos asuntos de hombre o mujer; pero el ave de los sueños, es como una libélula que  toca un manantial sin mojar sus alas, pero sabe que lo ha besado, y que entre los dos han alimentado la magia de existir, sin tener memoria de que existen.
El viento ulula en mi ventana, parece un silbido que asusta a ratos, voces que van y vienen, para danzar en medio del ruido que cerca mis pasos, pero nada importa, brisa y vida son una sola, ¿acaso  podemos ver la brisa?, ella se hace ver cuando toca nuestra pequeña barca, y mueve nuestro pecho en un suspiro de amor.

Eres el soplo real, el poeta habitante en cada sueño en una pradera extensa y pálida, que ante un beso de tus ojos reverdece.

Y el ave despierta, inicia a cantar, empapa mis laderas y se pierde sobre la ancha mar.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 14/1

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