miércoles, 29 de julio de 2015

DUELO DE MONTAÑA [7]


DUELO DE MONTAÑA [7]

Dientes de acero cruzaban mi tronco,
beso de la muerte un comején en mí
padeciendo sin padecer, me viste,
siendo indiferencia tu rostro
pálido y hostil ni reparaste
que un vástago caía desde la cumbre.

Una viuda negra tejió mi trampa
y caí en sus redes de amor
que multiplicaría una imagen
en otra hoja mecida por la brisa
con ese aleteo de viejo temblor.

¡Cánticos no más!, vida y muerte,
nube de paso que se torna gris
mañana, celeste limpio,
sábana de seda extendida
brotando lágrimas nuevas
sobre el umbrío bosque que aún queda.

Seca mis ojos que bordo un poema,
no traerás siquiera un aplauso cuando muera.
¿Acaso importan los honores luego?
¡Dame un beso con pasión siquiera!,

en tanto florece la primavera
con bosques de verdores intensos
y tragicomedias de palmeras bailadoras,
si  la tormenta pasa veloz
arrastrando con su fervor
las nubes pasajeras.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 29/15

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