ES
VERDAD [26]
Sentí
tu presencia,
eras
como nieve suave
en
un verano intenso.
Lluvia
sobre las hojas secas
moribunda
en tristeza,
con
una depresión que aniquilaba
y
me hacía doler la cabeza.
Eras
para mí,
¿cómo
no lo he de gritar?
Ese
atoro que anunciaste
me
ahogaba en soledad,
pero
mi río inició a brotar
casi
como un manantial.
¡Es
verdad!,
estaba
sumida en melancolía,
todos
aparte, lejanos de mí,
cual
si epidemia fuera.
Pero
me viste, y no lo sabía
cuando
abría los brazos y al sol clamaba
y
en mi ventana tu luz emergía,
¡y
todo de ti se llenaba!
Tú,
chiquita,
¿quién
más puede ser así?
y
como una pequeña flor me diste perfume
en
esa herida de un bosque,
arropada de rocas,
que
al fin,
del
mal me protegían.
Y
eras tú, mi amor,
grande
y soberano, dulce,
una
mujer a tu lado, María,
y
yo, tratando de sonreír.
¡Qué
pena!
¡perdóname!
pero
me has tocado,
te
sentí mi aurora,
mi
único amor verdadero
desde
que sale el sol
hasta
el ocaso,
y
hasta esa oscuridad dormida
donde
me haces brillar
como
tu oveja consentida.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 22/15
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