PENSAMIENTOS [12]
Para mi amor,
existe mi pensamiento, y yo existo en el suyo...
Está escrito en las
estrellas éste precioso cariño entre los dos.
No
cambies jamás, la esencia de lo que eras ayer debe permanecer con el transcurrir del tiempo, eso será la gran
diferencia entre la humildad y la arrogancia, la soberbia y una flor del campo.
Hoy
tienes cosas, mañana tendrás sabiduría, hoy tienes rabia, mañana alegría, hoy
tienes dolor, mañana sólo quedarán cicatrices que no borrará el tiempo, pero sí
el perdón.
Me
gusta como eras, pero no puedo cambiarte a mi manera, por eso la roca conserva
su figura externa, pero es la fuerza de su brillo interior, lo que la mantiene
como un callado hombre sabio, que se crece en la montaña.
Buscando
sabiduría me elevé como un cóndor, y por no mirar hacia abajo, ni divisar hacia
los lados, me estrellé con el pico de una roca.
¡Aquí
estoy!, dijo el hombre valiente, y blandió un puñal por el aire, luego cuando
pasé por su esquina, un nido de hormigas bordeaba su parcela y una flor vieja
fue olvidada en un cristal.
Buscando
sabiduría se me creció el ego, en tanto cerré la puerta a un gorrión, derribé
su árbol, pero él encontró debajo de mis ojos, una mansión que vestía de rojo
la pradera.
Ya pasó la quebrada
y no hubo regreso, se fueron las aves y se quedaron en otro bosque, armaron
nido lejos, y mientras, me quedé aquí esperándote armados mis sueños,
imaginando que contigo sería, pero no fue, ¿ahora qué?, ni te creas que lloraré
por una eternidad, se fue, inició a volar, y ahora mi alma llegó a puerto,
¿estás ahí acaso?, mi lindo amor de otoño, contigo hablo ahora... porque ese
amor viejo, sólo dejó mi corazón hecho pedazos.
Amor es un hambre
permanente de abrazos y besos
Es el ser ridículos siempre, y no importarnos lo que otros piensen
Un hasta mañana
amor, que estés muy abrigado, y que al menos tenga espacio en lo más íntimo de
alguno de tus sueños, sería lindo saberlo.
El relojero ha
puesto a funcionar el alma de un poeta, guardado entre el óxido de un
engranaje, que pedía su mano a gritos de silencio y olvido.
¡Ay! si el amor
fuese pecado, deseo condenarme para siempre entre tus brazos como una cadena
invencible que ni el tiempo quiebra, pues el óxido no existe en el pensamiento
Arriba de todo, en
el más dulce sueño me dijiste: MI AMADA RAQUEL, y desperté con el sonido del
viejo reloj, imaginando eras tú madre
mía, el ángel que vela mis sueños.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 6/15
© 10-498-459
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