CUPIDO [32]
Cupido es inmortal, él es un ave fénix que sucumbe en medio de las
cenizas de un mundo lleno de crueldad, lo bueno es que sigue existiendo en lo
pálido de las flores, y lo rojo de la sangre,
¿Será que se ha escondido en donde la miel crea la semilla? ...
¡Abejas, lindas niñas! Todas se juntan alrededor y cupido se parte en
mil, esparciendo mies como un dragón de fuego.
Flechas y flechas lanzadas, no eran para mí, ¡es raro!, quien más nos
desea y ama nunca es correspondido, son los asuntos del corazón los acertijos
más complicados de la existencia.
Te dije que te amaba en cada poema, escribí cientos de ellos, y cupido
seguía lanzando flechas equivocadas, ni una respuesta cierta con mi nombre, y
sentí que debía volar a donde se cuecen los ojos de llorar y el mar busca sal
para limpiarlos.
Alcatraz herido se ha llevado la corriente, blanca la nieve guarda un
amor bajo su sábana, el bosque oculta gajos donde anidan aves, ¿y yo, por qué
razón no he de ser amada?
Te fuiste tal vez porque el amor no obliga, nos llaman las luces del
mundo, vana cosa es la fantasía, como los carnavales, gritos de júbilo, polvo
al viento y licor que enciende los ojos y salen lunas llenas para nueve meses
sin jamás ser amadas.
Pero Cupido es un corrupto, se ríe de mí, vive de mi desventura y pregunto:
¿qué puede ser más que el amor?, nada… ¿cuál es el trono más deseado?, y me
entretengo en lo negro de la noche para sentir que palpitan tus ojos en el
cielo.
¡Se ha ido!, se escondió entre
gajos rojos de rosas, salí corriendo a recibirlas, pero esa mirada no me veía,
¡ey aquí estoy!, ¿son para mí?... se quedaron en la mesa, con otro nombre, y el
mío se dobló en tristezas, termina la tarde, se van quienes decían que me
amaban, pero rara cosa es el mundo y sus
realidades, tampoco pude amar lo que me era indiferente y me quedé viendo el
chispero de también desear ser amada y correspondida.
Se fue de visita a la esquina, ¿cuándo lanzarás la flecha a mi corazón?,
me cansé de esperar rosas rojas, para quedarme tan solo con sus espinas.
No te veo más, ni comulgo las hostias de tu bosque, no hablaré de un
amor incierto… pero me fijaré de nuevo en la luz de un nuevo día y en el olor
de los jazmines y violetas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 11/15
©10-498-459
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