Al huerto de los nogales descendí
A ver los frutos del valle,
Y para ver si brotaban las vides,
Si florecían los granados.
Salomón
A MI
AMADO 6 [10]
¡Oh!, he abierto mi ventana y mi amado no se ha
ido
Lo he visto en el florecer de un árbol de mango
En las hojas secas que caen de él
Transformando mi sencillo huerto
Aromado como el café tostado en la montaña.
El cabrito abrió los ojos, negros, profundos
Visité a una de sus amantes,
Las tetas de la madre brotaron manantial
Ardía el pecho y dolía el vientre
La tristeza vana cosa, se había ido también.
Te busqué y te perdí…más luego,
Al asomar a mi ventana, el cielo era la puerta
anunciada
Corrí por un vino que ardía en mi boca, con olor a café de mis montañas
El campesino olía a ti, las flores del campo
eran tus doncellas
Tus amadas fueron en mí como yo en ti y más te
amé.
Perfumé la alcoba principal para esperar a mi
amor
Lo aguardé como paloma temblorosa, con el traje de mi piel bajo las sábanas
Adorné con las flores que me regaló desde mi
jardín
Con las rosas más inmensas y púrpuras que hallé
El color del río que corría por mi interior
Purifiqué mi rostro con talco fino, llené de
galas mi cuello y te esperé.
¡Amor, amor mío!... me quedé viendo a la luna
Hasta que cansada conmigo se perdió.
Las dos fuimos desveladas, y dormí un segundo
Tal vez la eternidad que me faltaba para verte
Más luego, amado mío, en el momento de la
oración
Abrí los ojos, cuando una tibieza llena de luz
Se quedó como un globo viéndome desde el ponto
azul.
No lo sabía, mi nombre estaba escrito en las
estrellas
¡Son raros los sueños! : En letras grandes,
tallada en el más índigo de todos:
Mi
querida, mi amada…
Y desperté, eran las 5 am.
El cabrito estaba a mi lado
Buscando con su boca
La oscuridad de mis flores.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 6/15
© 10-498-459
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