CUANDO EL SOL [79]
A un
beso del sol despertaron los pájaros,
Mi corazón se volvió una campana
Que se aceleraba ante el negro de tus ojos,
Y en el bosque, mi bien amado,
Una orquesta llenaba el mundo de fantasías
Mi corazón se volvió una campana
Que se aceleraba ante el negro de tus ojos,
Y en el bosque, mi bien amado,
Una orquesta llenaba el mundo de fantasías
Pensé
entonces:
¿Qué
importa si alguien enciende esa enorme lámpara
si tengo apagado el corazón?
si tengo apagado el corazón?
Pero
luego, me doy cuenta de la resurrección…
La
hoja que ayer marchó, brota cálida y serena,
No le
cuenta a nadie su dolor antiguo
Nadie
se entera de esa desnudez pálida
Cuando
el frío intenso abrasa su piel,
Pero
el calor y la tibieza de una madre
Enciende
como llamarada, su apagada sonrisa.
¿Qué
hacemos?...
Tenemos
que brindar por el instante
La
vida es el sueño más corto de todos,
Somos
la esponja del universo
Atraemos
los rayos de la luna
Para
vestirnos con el dorado del sol.
¡Pájaros
raros!... ¡Pájaros divinos!
¿De
qué lado estoy en el camino?
Mujer
tan solo, soberana en el desierto
Vida,
semilla seca que brotará flores,
Multiplicando
en el bosque niñas de colores
Perfume
al fin, ¡eso somos!...
Y la
vida, divina majestad gritando:
¡Ábrete
paso mujer!
Es tu
nombre en la cumbre de una montaña
Es tu
voz sobre la roca que besa el mar,
La
que resucita en el aire los besos,
Como
las olas su cantar añejo.
Recién
despierto, es verdad
No
adivinando que otros pájaros estaban sin plumas
¡Qué
irónica es la vida!,
Pero
hay que sonreír a pesar de todo
La
lluvia besó todos los árboles,
La
majestad del rey transformó lo mustio en sonrisa,
El
arco iris mujeres, miremos entre todas lo divino
Se ha
cruzado como un mástil en mi boca,
Se ha
hecho curva, para colocar otra sonrisa
La
esperanza, sí, la esperanza del mañana
Como
un milagro ante nuestros ojos,
Para
verte a ti tan solo
Cuando
te tiñes de rojo
Y jugueteas,
Con
la cabellera pálida de las montañas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
enero 12/15
10-491-97
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