CUANDO
EL GORRIÓN [54]
Dicha inmensa ver su copete
levantado
Con esa gracia de saltos cortos
Cual hoja que el viento habita y
conduce,
Con un arpa y una flauta en su
alma
Bendiciendo rojas tejas
Y anidando como un príncipe
En medio de una orquídea.
Así lo vi cierto día,
El amor había tocado a su puerta y
a la mía
La bendición de un beso y un
abrazo,
Y aquélla innegable felicidad
Donde temblábamos los dos
Como rocío sobre el pétalo de una
clavellina.
Mi gorrión era la luz de un nuevo
día
Casi adivinando arco iris
invisibles en sus ojos
Niña loca de los míos buscando sus
manos,
Y apretando mi corazón al suyo.
Es verdad,
Había un gorrión a quien amaba.
Cerca de mi ventana cierto día
Conversó que a nadie más quería,
Pero ciertas guacharacas lo
espantaron;
Se fue lejos, sin explicación
Y anidó donde las garzas ponen huevos de oro
Dejándome con el temblor de mis
lágrimas
Ahondando el mar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 14/15
10-491-97
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