“Ese hermoso día…
En que nuestros pueblos volverán a nacer viene, lo siento,
Siento en la niña de mis ojos la aurora”
José María Arguedas
CUANDO LLORE EL VIOLÍN/ A José María Arguedas
Escucha en silencio...
El hombre de madera llora,
cuando una lanza le acaricia,
y el hombre con alma,
entiende los mensajes que trae la brisa.
Y llegó la aurora… recios árboles a recordar un
día
De
ellos, sus miradas tan limpias, sus
manos tan llenas de vida.
Recuerdo
que hubo dolor, la vi cuando era abusada una flor…
Mi
angustia fabricó sus risas, y aún
escucho carcajadas…
Tienen
sed de carne y ansias de brindar con el dolor ajeno.
¡Allá
bosque mío!... amigos míos, corazones limpios
Cual
quebradas que bajan ruidosas por la cuesta
Me
hice amigo de las hojas secas, del cantar de las aves;
El
mar fue compañero de viaje y junto a ellos
Encontré
un motivo para ser feliz.
Algún
día…cuando ya mis ojos busquen las estrellas
Y
mi estática silueta, sus voces no escuche,
Sólo,
que suene el violín,
Cuando
bajo tierra sea sembrado.
Tal
vez su voz llorona les recuerde
Que
si no llegamos a dar amor
Es
mejor no haber nacido.
¡Silencio!...no
hagan ruido… ¡Shhh!…
Una
espada ha hecho vibrar las cuerdas de un hombre de madera
Y
el violín de nuevo hace llorar a quien tiene alma.
Pero
yo… sólo voy pasando sobre las veredas
En
las que nadie olvidará mi nombre,
En
tanto asciendo con implacable calma.
Una
voz nueva traen los bosques
Ya
todos los malvados se han ido
¡Retornen
ya, amigos en pena!...
Reclamen
sus montañas y sus madreselvas…
El
manantial anhela una vez más el musgo fresco
Los
tambores del corazón palpitan
Su
llamado tiene vida y pasión…
Bramadora
lluvia retorna sobre los desiertos, y el verdor regresa…
¡Vienen
todos, volando y corriendo!…
Parecen
corazones de amantes
Cuando
a la sombra de un almendro
Se
han citado, y sobre las hojas que parecieran cantar,
Se
escuchan lamentos con sabor a miel.
Sus
gemidos huelen a caricias,
A
esas caricias de la brisa
Mientras
las flores se abren
Y
los colibríes despiertan,
Cuando
un nuevo día inicia.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
Colombia, febrero 27/14
(ANTOLOGÍA ALFRED)
Pasaré a recordar, y en mi blog deposito el alma del poeta que viaja hacia la misma vereda que nuestros sueños, y me voy a dormir 5 minutos, que pueden ser una eternidad. Comparto aquí o allá, o en cualquier pared en blanco que acuda a los ojos, donde no tenga que pagar por ver el paisaje ni fiar una nevera, ni alegar que no tengo cuenta en ningún banco porque así lo quiso el destino, aliviar el peso de las ganas con poesía.
ResponderEliminar