Santander, imagen: Raquel
Y EN EL AIRE
Otro día más bello que ayer, una sonrisa nueva y el mundo tiene olor a orquídeas, el aire viene con galas musicales.
Ayer una mariposa se posó en mi ventana, se dejó tomar en mis manos, y para mi sorpresa estaba dormida, y de ilusa pensando que había muerto, su estuche fue tan solo un préstamo, pero su alma voló en el pentagrama de un poema.
Escuchen... no eleven la voz para que puedan escuchar a otros, no se vuelvan soberbios porque entonces así nunca sabremos cómo la brisa entona cánticos entre las ramas secas...
¿Han visto como se aman las mariposas?, siempre hay una danza, un coqueteo, un mover de alas con intensidad, donde la hembra se entrega y el macho se admite con sumisión, porque hay sabiduría en el bosque, y los colores más intensos son los de la pasión.
Siempre la brisa trae un mensaje de amor y ellos lo adivinan, saben en qué momento se multiplicarán las cosechas y cuándo habrá abundancia de chapulines, y es ahí que los corazones se vuelven grandes, las plumas cambian de color, las ramas secas se juntan, y el paraíso nos entrega odas y sinfonías entre los gajos, la vida, el maravilloso encanto de la vida aparece entre blancas rosas que abren desnudas, y sus picos son clavellinas que incitan silencios de amor y veloces motivaciones.
Música, eso es la primavera, la lluvia, el invierno, el verano, música es cada palabra que podamos entregar con el corazón lleno, si permitimos que se vayan las energías negativas, es verdad, vi a una mariposa en mi ventana, sus alas estaban muy abiertas, pero ya no se movía con voluntad propia, sino que se dejaba llevar del viento a su antojo.
¿Bonito verdad?... a mí me gustó, fue un grito que se escuchó fuerte, era que todo estaba en silencio.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 13/14
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