miércoles, 17 de diciembre de 2014

MIEDO

MIEDO

Miedo, le tengo miedo al miedo, porque es el responsable de que no pueda volar, pero recuerdo que muchas veces me he topado de frente con él y miedo huye antes de causar algún mal.
Miedo es una espina de pez metida en el pecho, entre ceja y ceja, que desea abrir el cerebro en dos, y no me permite nadar en aguas mansas, porque miedo tiene el poder de acelerar el corazón para que parezca una campana que se agita en mi bosque interior.
¿Miedo?... corría ante las sombras que se mueven en mi hogar, pero me he dado cuenta que no me dañan, tan solo me acompañan en éste camino, deben estar solitarias, y saben que muchas veces también lo estoy, nos buscamos sin hallarnos, nos estrellamos sin lastimarnos.
Miedo desea un abrazo, es la única manera que él tiene para morir, tal vez un beso ardiente, para que se queme en el aura pacífica de un invento de amor en un gajo de almendro, o miedo necesita de tu mano para salir de éste escondido rincón... ¿quieres ser esa mano en medio de mis sombras?... pero miedo me dice que espere un poco más... que tal vez no es el momento, porque hay algo que no está bien, y providencia asoma, ¡es tan dulce ésta mujer!, se parece a mi madre cuando solía a casa llegar, sus ojos eran la luz que necesitaba mi vida, pero ahora su luz se fue a navegar...
Miedo recurre entonces a un pálpito... lo quiero ver... tiene azules y blancos en su traje, ¡tan dulce!, ¿por qué razón tiene rostro de mujer?... imagino que sus ojos son los de ella, que sus manos tienen su propia calidez, me aprieto en su pecho de luz, me escondo en ese nicho que guarda su niña, y al fin, miedo huyó, está asustado ¡jajajaja! me río de él, soy una tonta, siempre lo he sido, miedo se ha llevado mi espina con él, y ahora soy un bonito pez nadando en aguas tranquilas...en las aguas que guardas en la profundidad de tus ojos...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 17/14




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