martes, 16 de diciembre de 2014

ANTOJOS

ANTOJOS

Y me antojo en quererte,
me apasionan las cumbres,
el espinoso cardo entre tus piernas,
la frondosa selva de tu pecho;
el ajustado león que guardas en tu espalda.

Y me antojo en amarte,
es la vida un querer de fuego,
un suspiro de tu boca en la mía,
divago conduciendo hasta tu lengua
con espacio para dos: tú y yo.

Y me antojo en tu mirada,
en el intenso brillo de tus ojos,
en el azabache escondido en sus pupilas,
en la niña que escondes en su espejo.

Y me antojo porque sí;
eres mi bosque preferido,
quiero trepar a tus montañas y laderas
siendo tu potranca,
que seas mis ancas
y yo, sea las tuyas.

Y me antojo en el color de tu piel,
quisiera como el mar que fueras mi playa
para tocarte todo, y sentirte mío,
sin importar que un instante te alejes
cual las olas blancas y coquetas
cuando han sido saciadas.

Y me antojo de ti todo el tiempo,

haya frío o calor, tristeza o alegría.

¿Es acaso un pecado amarte tanto?
No importa que solo quede un poema,
pero es que vivo de antojos
y estoy pariendo versos tuyos, nuestros,
que me hacen navegar en tus silencios,
para gritar en los míos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 15/14







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