miércoles, 12 de noviembre de 2014

OTOÑOS

Imagen: Rafael Ramírez 

OTOÑOS

Mientras caía de nuevo el viento, la hoja preguntó: ¿quién eres tú que me elevas y me haces caer sin golpear mi rostro?, pero no hubo respuesta, el árbol estaba esperando su estación nueva, de perlas blancas que le permitirían descansar un momento. 

Ella, en la misma estación, casi sin poder tocarle lo veía a la distancia, ¡mi árbol amado, tan cerca y tan lejano!, todas las mariposas vendrán en primavera, ¿y yo?, él continuaba en su mutismo, esperaba una luz para responder al sol, que se alejaba impasible de su estancia, pero ella le esperaba más allá del mar, en una cuesta donde nació el sol de los aztecas... y sus hojas amarillas caían y caían...

Quise adivinar su pensamiento, estaba inquieto pero no lo demostraba, una cobija vendrá ésta vez, como ayer,  dejará el universo blanco, suave ventisca aliviará los calores pasajeros, lo sé, luego, vendrá un poco de soledad, casi que muerto, pero estando vivo, aferrado de mi madre tierra, tendré tiempo para la contemplación, y saber que algún día ellas regresarán cuando asome el rostro la nueva estación, y el sol se lleve mi cobija,  con la lluvia helada que vendrá en caballos de viento, y los prismas iluminen con el sol, quedando destellos de diamantes, para admiración del mundo.

La cinarra se fue así como llegó, tan divina y menuda, tan blanca como las perlas de la boca de mi amor, tan dulce como probar la miel escondida en las flores del bosque y en mis propias flores, al asomar la primavera.

¿Qué me sucede?, no debiera estar así, pero siento nostalgia por las ramas que olvidan sus hojas, siento pena por los troncos que olvidan sus flores y sus frutos, un vacío enorme es lo que me llena, pero me vuelvo fuerte, ya conozco todas las estaciones de sus vidas, pero ellas nunca conocerán las mías.

Queda un silencio que es roto por el cantar de las flautas del cielo, una que otra avecilla olvidada, un alcatraz buscando el verano, una gaviota, mi amor y yo, tan solos, tan llenos de esperanzas, buscándonos sin hallarnos, viéndonos sin tocarnos y amándonos, a pesar de la distancia.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 12/14





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