OLORES
Claro que sí, su dolor tiene olor,
Lo trajeron las brisas de noviembre,
Entre llamaradas y risas diabólicas,
Pero ese llorar de madres encogidas en
los rincones,
Será escuchado por el Rey,
Y ese clamor tendrá alas en manos y
pies...
No hay duda,
¿Quién no escucha el grito
ahogado de una madre,
Que sean miles, cuándo han
perdido lo más amado?
Es como si el corazón
Fuese arrancado sin
anestesia,
Y sigue, sigue sangrando
hasta siempre.
¿De dónde salen los malvados?,
A veces pienso que cualquiera puede
serlo,
En un segundo,
Cuando la tentación se vuelve un
manjar,
Y olvidamos que la vida
Es como el aleteo de una mariposa sobre
una flor.
Lo siento mucho, sí
mujeres,
Hasta aquí llega ese olor,
Un olor que será castigo
por siempre,
A quienes su vida tomaron,
como si fuesen suyas,
Sin miedo ni temor a la
conciencia,
Que será el ente acusador,
Hasta que vuelen como
goleros de la muerte
Y no regresen nunca más...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre
24/14
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