lunes, 3 de noviembre de 2014

¿HABLAMOS DE JORGE?

¿Hablamos de Jorge?

Jorge era un tipo bonachón, campechano buena gente, tenía rostro de poeta triste con ojos tan verdes como dos almendras jóvenes pegadas de un bonito rostro.
Él era quien nunca cumplía con nada, el mal esposo, el descuidado, el que todo lo dejaba en el sitio equivocado, es más, todo le caía a Jorge, cualquier prédica del cura era para él, y las comadres se codeaban unas a otras: ¡Todo le cae a Jorge!, ¿se dio cuenta comadre?.
Yo también soy Jorge, cuando se escucha tras los muros: ¡Déjela!, ¿esa mujer no lava su ropa sucia después de sus llegadas tarde?, ¿no le lleva tinto a la cama?, ¿se enoja porque llega borracho y anda más con los sadatacos que con la familia?, ¡ni más faltaba!, ¡primero tuvo mama que mujer, así que se joda!, déjela mijito eso no le sirve, usted necesita es una mujer trapero y mujer escoba, para que limpie la alfombra por donde el macho de la casa decide pasar, usted es libre de hacer lo que le de la gana, ¿se toma un tintico?...
Y pensando y respondiendo, es verdad... esa mujer no le sirve a Jorge, y debe conseguir una maracuyá, la novia de pueblo con la que alguna vez se casaría, y para allá vamos...
Ahora mismo, un día festivo, me cuenta que está de paseo, que mucho trabajo, que en diciembre llegan sus vacaciones y de nuevo verá hacia donde va, y que en 25 años no he compartido una sola vacación en familia en algún sitio del planeta, ¡ah sí!, recuerdo que fuimos a la Guajira a donde un indio que le robó los carneros, pero que él escogió al padrón, un chivo expiatorio negro, poechito, lo devoramos como desquite, pero todo se perdió, y disfrutamos del Río Ranchería, ¿cómo puedo olvidar?, tenía a mis dos hijos pequeños, gorditos, rellenitos como yo, con tetas enormes, parecía una holstein llena de leche.
¿Hablamos de Jorge?
-¡Deje de joder mami!, responde como siempre mi hija mayor, ¡quédese sola y disfrute como lo hace él!, ¡pero ya no se queje más por favor!
En éste cuento los pobres hijos son quienes más sufren, creo que debo inventar vacaciones en un crucero y ver si hay algo para mí, aparte del sol... ¡sí señor!, veré gaviotas, alcatraces, las mismas nubes pero con otras formas, como rebaños de corderos que van hacia el matadero...
¡Qué bonito es soñar!, ¿alguien te cobra por eso?
Pobre de Jorge, me consta que él era un buen hombre, fiel hasta la muerte, ayer hablé un momento con el viejo y me dijo que estaba bien, ya nadie le jodía la vida.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 3/14

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