lunes, 3 de noviembre de 2014

CASARNOS

Es el peor negocio de la vida, perdemos la libertad permaneciendo el hombre libre, pero el ser humano necesita compañía, la soledad se pega de la piel y nos podemos inventar miles de letras
pero si no hay amor, es como lanzarlas al viento.

Dijo el tipo que había 7 estados para el matrimonio en una escalera, pero empezamos de arriba hacia abajo, ¿en qué sitio estoy?, esa pregunta inquieta porque el mío está varios escalones abajo,  mi hija Caro me dice: Mami, ya, supérelo, su escalón está por debajo de  lo señalado, ya esto no tiene arreglo, mi padre es amante de la libertad, ¿qué la detiene a ser libre?, y es verdad, ella tiene toda la razón, y me pongo a pensar en la escala del pastor gracioso de la conferencia:

7. Sueño
6. Desilusión
5. Desaliento
4. Distanciamiento
3. Desconexión
2. Divorcio emocional
1. Aceptación

Ya subí y bajé todas las escaleras, llegó el divorcio emocional, y cada día un poco más alejados, ¿qué debo hacer?, es hora de permitir mi propia libertad, porque estoy aferrada a una cadena impuesta por la sociedad donde se nos habla de maldición por un fracaso matrimonial, donde el amor no ha sido la fuente ni se han cuidado las rosas ni sus perfumes.

Siento que me ha tocado la tarea más difícil, que no he sido yo quien ha engañado, pero como decía mi madrina: Todo le cae a Jorge, en esta ocasión es real, ¿para qué nos mentimos?, y de nuevo dice mi hija mayor: ¡Déjelo que se vaya madre!, ¿acaso no estamos nosotros?, siempre ha estado sola, él va y viene como desea, pareciera que fuéramos hijos ajenos, ¿entonces?, !pare de sufrir y no joda!

He subido y bajado todos los escalones, intentado reavivar lo que ya está muerto, perdonar una y otra vez sus ausencias como padre y esposo, sus infidelidades, y la aceptación es el paso más difícil de todos, bajar o subir escalones no tiene caso, se nos condena por religión, en caso de permanecer juntos peros separados, en una relación que no tiene piso, y cada vez parece que nos hundimos más y más.

Ahora viene un algo que nunca se ha llenado, ese vacío de amor, no lo hubo es real, faltó condimento, compañía, cariño, nada puede ser perfecto, pero si no hay amor, no importa cuántas veces tratemos de subir o bajar esa escalera, y tal vez tenía  razón mi madre, ¿para qué se queja?, ¿no quería un semental?, ahí lo tiene, toca cuidar las palabras porque se convierten en ciertas.

¡¡Me voy a poné a lloráaaaaaaaaaaa!!

¡¡Mamáaaaaaaaaaaaaa!!, ¡qué sabia eras mi reina linda, y cuánta falta me hace tu amor!, tan real y vivo que no encontraré en la vida otro igual.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 3/14


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