miércoles, 3 de septiembre de 2014

Y DESPERTAR



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Un nuevo día, domingo 31 y no me había enterado que éste mes tenía tantos días, que la noche sería para despejar dudas y escuchar nuevos trinos en mi árbol, para desear sólo uno en mi ventana, con una estrella iluminando los ojos y haciendo latir presuroso el corazón.

 venir, correr y agitarse tras nada, arden los ojos de tanto ver y mueren de tanto resucitar.

Un ave de amarillo color, un chillido nuevo, están más felices que el sol, esperando un contento pegado de un gajo, cuando se anuncian perlas untadas de sol, adobadas con sal de mar.

Lo cierto, es que vivo asustada, me da miedo la demasiada soledad viviendo tan acompañada, y me aterran los búhos en la noche, las manos que acarician en la oscuridad, sin amor, sólo con fuerza lastiman y el recuerdo se queda como las heridas talladas con un viejo amor en un roble.

Pero iniciamos algo hoy, dejaré que la brisa decida, -acaso creen que puedo pelear con ese gigante dragón llamado destino-  todos perseguimos la felicidad tan joya preciosa poco hallada, ¡es mentira!, nadie es feliz, porque si sonríes ahora, al segundo tendrás que llorar, y si lo amado persigues, en otros brazos se vencerá.

Por eso, veo los ojos de mis lanudos perros, reviso la huella vieja de mi águila favorita y un grito ahogado me hace llorar de nuevo, pues nunca le alcanzaré, ha de estar cerca del sol más lejano y yo aquí, pensando en ti mi estrella favorita, mi pequeño lucero que va por ahí, tan cerca de mi espejo, tan cercano a mi corazón, pero tan lejos, !tan lejos de mí!

Raquel Rueda Bohórquez
Agosto 31-14

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