martes, 9 de septiembre de 2014

SI NO DOLIERA...



SI NO DOLIERA...

9 de septiembre de 2014 a la(s) 9:08
Si lo que percibimos como amor no doliera, como ver el paisaje y contemplar a una madre con sus cachorros. ¡Pero duele!, y más, no sentirse amado, por eso decidí que me amaré por encima del paisaje y sobre tus ojos negros, empalagada de la miel de tus caricias, aunque sea tan solo un sueño sin estrellas, con la luna y su aureola de arco iris me contento.

Si no doliera la  indiferencia, el abuso y la traición, ¡pero hieren!, ¡y de qué manera!,  que hasta quisiéramos devolver en trozos el alma y empacar la rabia con un cuchillo filoso, para herir  al otro, y reír como quienes ven a un toro en el ruedo, ante el púrpura que brota de sendas y terribles heridas, causadas por otros,  y su afán por defenderse de los demonios que lo castigan, sin haber cometido delito alguno, como un nazareno  que grita con los ojos para que su alma flote hacia el profundo ponto azul, lejano y anhelado.

Pero no… se ha de olvidar a quien nos trata con desprecio, a ese que vive a nuestro lado pero sólo patea  y relincha, echando en cara lo poco que trae a casa y el mínimo amor que deja, pero arrinconado en pocilgas de mala muerte donde se inflan globos de colores,  y se repite de puta, porque la siguiente también está buena.

Y ahora?... qué hago?...
El mundo seguirá girando  sin importar mis quejas, el sol saldrá temprano y el gallo cantará una vez más, cuando escuche un replique en su galpón, y el vuelo del halcón merodeando a sus chicas.

Continuaré escribiendo que hoy pocas hojas cayeron, que el vecino siempre se preocupa por ellas, -no  tiene más qué hacer- mecerse en su silla, y contar los segundos con la mirada perdida en otros lares, buscando cualquier ocupación que le diga que está vivo, que no ha muerto a pesar de sus achaques, y que puede tomar la escoba y volar con las hojas secas que caen en mi rincón.

Cantares de mi corazón para  el amor, el bien más exquisito, el vino más costoso, ni a punta de agua salada que desborda como cascada  del mar llamado inmensidad, oculto en una playa lejana guardada en lo más profundo del pensamiento, puedo hallarlo, aunque descubra una y mil razones, su brillo no es para mí, creo que debo buscarlo aquí, en el estuche oculto donde mi alma se guarda  y no mirar más, cerrar los ojos y apreciar mi yo, como el único ser  que nunca me dañaría y que estaría dispuesto a quererme como soy.

Raquel
09-09-14

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