MI DIARIO SEPTIEMBRE 9-14
Ayer operaron de la cabeza a Esperanza, una terrible enfermedad que no logrará tomar su alma, pues tiene el alma fuerte de una gaviota, nos dijeron que había despertado, que está aquí de nuevo, y nos sometemos de rodillas a la voluntad divina.
Me afecta la luna mucho, me siento pálida y llorona, y siempre he pedido fortaleza, camino resentida, dolida con el mundo, como si hubiesen robado mi capacidad, y partido en trozos el corazón para lanzarlo a los puercos, pero hay una fuerza interior, algo que me pide avanzar como tu gaviota hacia la tormenta, y regresar sin un ala rota siquiera.
Anoche dije que habría miles de estrellas en el cielo, pero fue mentira, había una luna inmensa con una aureola de arco iris que la rodeaba, y desde la reja de mi madre, antes del rosario que hacemos en familia los lunes, pensé que parecía una hoja buscando su árbol, y él estaba tan lejos, que la luna, era el foco que iluminaba el portal donde estaba el roble que me había cobijado durante tantos años, y que ahora tendría que estar con todas sus flores violeta y un lecho como una sábana florida a sus pies, en tanto yo, ¡claro que sí!, imaginando la vida y la muerte como la película que se repite una y otra vez, en negro y blanco.
Tenía una estrella, muchas aparecen, pero sólo ella me importaba, y me di cuenta que no tengo nada, que el cielo estaba despejado y todas habían huido, pero a cambio, pude observar el cielo azul más intenso de todos, borrados todos los colores negros, y la noche parecía un día, tanto que a las 10.30 pm cuando espero a Carolina en la estación del bus, estaba mimetizada con el paisaje y ella dijo que no me veía, que era una sombra como una pequeña garza blanca pegada de un árbol.
No quiero páginas, no quiero cartones, me siento muy sola a pesar de tanta compañía, no deseo responder más mensajes, estoy cansada de todo, pero esto se resolverá cuando la luna sea mordida un poco, pues mis estados de ánimo tienen que ver mucho con ella, y con mi estrella que ya no habita mi cielo azul.
Carolina ya salió a su trabajo, muy ilusionada, terminando trámites para la contratación con el Banco, se que llegará lejos, mi aguerrida gaviota sabe luchar, también caía sobre mis brazos muchas veces, sin esperanza de nada, y esa noche estábamos ahí, abrazadas en la cama, festejando cuando más sin fe se encontraba, y en un segundo su historia cambió.
Así ha de ser, esperaré el día y la noche, escucharé el mismo ruido de las aves prisioneras del vecino que se parecen a mí, viendo desde sus cárceles el cielo, sin poder abrir sus alas y encontrar esa libertad tan anhelada.
Kevin salió temprano para el Colombo, donde cambia trabajo por clase de inglés, no tenía para los buses, pero él va y viene a pie, con su mirada perdida y su pensamiento en un teclado que vuelve al revés.
Verónica duerme, sueña con el mismo moreno, y espera continuar el próximo semestre porque éste, hay escasez de abundancia.
Raquel
09-09-14
Me afecta la luna mucho, me siento pálida y llorona, y siempre he pedido fortaleza, camino resentida, dolida con el mundo, como si hubiesen robado mi capacidad, y partido en trozos el corazón para lanzarlo a los puercos, pero hay una fuerza interior, algo que me pide avanzar como tu gaviota hacia la tormenta, y regresar sin un ala rota siquiera.
Anoche dije que habría miles de estrellas en el cielo, pero fue mentira, había una luna inmensa con una aureola de arco iris que la rodeaba, y desde la reja de mi madre, antes del rosario que hacemos en familia los lunes, pensé que parecía una hoja buscando su árbol, y él estaba tan lejos, que la luna, era el foco que iluminaba el portal donde estaba el roble que me había cobijado durante tantos años, y que ahora tendría que estar con todas sus flores violeta y un lecho como una sábana florida a sus pies, en tanto yo, ¡claro que sí!, imaginando la vida y la muerte como la película que se repite una y otra vez, en negro y blanco.
Tenía una estrella, muchas aparecen, pero sólo ella me importaba, y me di cuenta que no tengo nada, que el cielo estaba despejado y todas habían huido, pero a cambio, pude observar el cielo azul más intenso de todos, borrados todos los colores negros, y la noche parecía un día, tanto que a las 10.30 pm cuando espero a Carolina en la estación del bus, estaba mimetizada con el paisaje y ella dijo que no me veía, que era una sombra como una pequeña garza blanca pegada de un árbol.
No quiero páginas, no quiero cartones, me siento muy sola a pesar de tanta compañía, no deseo responder más mensajes, estoy cansada de todo, pero esto se resolverá cuando la luna sea mordida un poco, pues mis estados de ánimo tienen que ver mucho con ella, y con mi estrella que ya no habita mi cielo azul.
Carolina ya salió a su trabajo, muy ilusionada, terminando trámites para la contratación con el Banco, se que llegará lejos, mi aguerrida gaviota sabe luchar, también caía sobre mis brazos muchas veces, sin esperanza de nada, y esa noche estábamos ahí, abrazadas en la cama, festejando cuando más sin fe se encontraba, y en un segundo su historia cambió.
Así ha de ser, esperaré el día y la noche, escucharé el mismo ruido de las aves prisioneras del vecino que se parecen a mí, viendo desde sus cárceles el cielo, sin poder abrir sus alas y encontrar esa libertad tan anhelada.
Kevin salió temprano para el Colombo, donde cambia trabajo por clase de inglés, no tenía para los buses, pero él va y viene a pie, con su mirada perdida y su pensamiento en un teclado que vuelve al revés.
Verónica duerme, sueña con el mismo moreno, y espera continuar el próximo semestre porque éste, hay escasez de abundancia.
Raquel
09-09-14
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