martes, 9 de septiembre de 2014

CUANDO TE VI



CUANDO TE VI

Ese día está aquí, ¡estaba tan triste y dolida!, odiaba al mundo y sentía que él me devolvía el doble de rabia en los seres que deberían amar la fortuna de ser amado, aunque suene redundante, luna enlunada de azahares, de brotes frescos y blancos del limonar, de vespertinos sueños en calores abrigados soñando versos de mar y yo pensando en tu boca, soñando en tu piel, siendo parte de las rosas de tu jardín.

Apareciste  como un rocío en mi ventana, -qué pasará?, volví la  mirada y hallé un refugio en tus versos, busqué una estrella dorada para calmar día a día la sed infinita de amor, y continué, con respuestas que parecían para mí, en música  y poesía, y me perdí, en  ese lago azul profundo de las letras.

Fue culpable el rocío, las blancas palomas congeladas que bajaban del cielo, y como yo, se escurrían por los dedos para ocultar flores rojas de mi ventana.

Creí que era el amor, me disfracé de garza blanca, para mimetizarme en tu corazón, usé  a las gaviotas que alimentabas, a las figuras que armabas, al  colmillo gigante, a la abuelita arrodillada, al escapulario en el cuello de una madre y su rostro perenne donde el poeta soñaba, pero esos sueños eran distantes a los míos…!qué idiota soy!, ¡qué torpe!, busqué una página en blanco, porque  ayer todo era así, pálido como si la muerte estuviera borracha y esquivara el camino hacia mi sombra.

Nada parece tener sentido, camino y camino en círculo, hay un embudo de cristal que no permite  que vuele, como una abeja perdida de su colmena busco mi flor, y ella se aleja, por entre borrascosas nubes, donde mil figuras transforman mi vida, cuando asoma el sembrador de sueños y  dirige su cayado hacia todas las ovejas negras y desgreñadas, donde estoy corriendo  aprisa, llegando siempre al mismo risco, y al pretender saltar,  despierto con la misma humedad en los ojos, y ese desaliento  nuevo, donde la tristeza busca el nido donde duermen mis niñas, y en un pequeño manantial se  queda.

Le echo la culpa a la soledad y al abandono, han de ser ellos, porque  siempre me golpeo contra la misma roca y no aprendo la lección, siempre mis ojos miran hacia el lugar equivocado, la estrella reventó en mil pedazos, dejando una estela  de fuego y cenizas esparcidas en el alar de mis fantasías.

Te veo adivinar un nuevo otoño, la cámara, la silla  vacía pegada de la nieve, el caminante entre las hojas secas  del mismo camino, limpio con cualquier trapo sucio de la cocina mi rostro, ¡que se quemen los guisos de hoy, como ayer!, pero no, vienen mis hijos, mis pequeños luceros por quienes me levanto temprano, y los veo como en mi propio ayer, tan llenos de sueños, corriendo y corriendo y repitiendo las carreras cada día, pero al llegar la noche, todo  es música, mi muchacho interpreta a los grandes, poco a poco, se  vuelve un pequeño genio para mí, hace en poco tiempo lo que a muchos les llevaría siglos aprender, me llama para  que escuche lo que compone, !me falta mucho madre!, debo practicar miles de horas hasta que mis dedos con la mirada perdida conozcan de blancas y negras, de silencios y espacios alargados, así  ha de ser, atrapando lo que viento trae, para regalar una sonrisa a otros, y complacer el alma danzarina que está por ahí anhelante de lo mismo que todos.

Y llegará el día en que me olvide de ti, para pensar en Él y comulgar alivio y paz, en una tarde de lluvia, sintiendo el viento pasar…



Raquel
09-09-14



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