TEJIENDO

Sophie Anderson 1823-1903

TEJIENDO

Aprenderás, decía mi madre
enhebraba la aguja una y otra vez
¿de nuevo lo mismo?,
sí, hay que repetir miles de veces
sobre el mismo error, la misma herida,
ahora cruza a la esquina, así dobla el hilo
no dejes que se enrede la madeja,
ella es como nosotros, que nadie la pisotee
porque después algo tendrás que reventar
y no será lo mismo.

¿Si ves?, continúa,
cuando creas que has terminado
debes iniciar de nuevo, poco a poco;
cuando ya lleves más de 10 líneas bordadas
iniciarás a comprender el tejido, lo mismo que la vida
y no podrás mentir, porque cada hilo mal tejido
será una pérdida para todo el trabajo,
en algún punto notarás lo mal hecho
y entonces tendrás que iniciar de nuevo.

¡Ya listo!, mira mami, ¿y ahora?
lo mejor de todo es cuando debas anudar
cuando coloques la cinta de colores sobre tu obra
y recibas un aplauso del mundo:
¡Lo hiciste bien!, ¡maravilloso!
eres una gran artista, la mejor artesana de todas,
así debes hacerlo siempre,
con sumo cuidado y paciencia
sin ensuciar tú trabajo, con las manos limpias
con el corazón dispuesto.

Y ahora: ¡mírame a los ojos mi pequeña!
termina tu trabajo regalándome un abrazo
no estés pálida ni asustada,
pues cada día la vida te impondrá un reto
debes asumirlo, y asumir lo que llegue
¡así con valentía!, no importa si caes de nuevo
pues la última caída no responderá todas tus inquietudes
pues vendrán nuevas preguntas
y nuevos retos.

Aprovecha el segundo del dolor
y comprenderás que la vida sin ellos
sería como una libreta de matemáticas
pura cuadrícula.

Pero también, disfruta del paisaje,
¿has visto que las hojas tienen manos enhebradas?
ellas se han enredado y alguien bordó de verdes y dorados
para que pudiéramos ver el paisaje de muchos colores,
pégate de Dios, de gente buena en el camino,
aunque los disfraces existen,
pero el sendero del bueno es rocoso
el malo, debe aprender de sus errores.
Lo que parece fácil para unos,
para otros es difícil hasta que se aprende.

No reniegues de tu hoy,
puede ser el último suspiro al viento,
aprecia el vuelo de una mariposa,
admira la grandeza de los insectos
y detalla que en una gota de rocío,
cabe el mundo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 5/14