lunes, 9 de junio de 2014

EL POETA Y LA MORSA

EL POETA Y LA MORSA

9 de junio de 2014 a la(s) 16:05
Había una vez una morsa que dormía en una roca blanca, cerca del mar, y lo níveo  de su piel se parecía al de la  roca... el poeta pasó sus ojos y exclamó: ¡jajajajaja! ¿De semejante morsa creen que me enamoraré?, y no volvió a enviar música linda a la morsa, motivo por el cual ella empezó a sentirse muy triste y desmotivada, y decidió que algún día sería una guitarra, sólo para él...

Pero pasó el tiempo, y la morsa seguía siendo morsa, y el poeta ni siquiera volteó a verla, ella  dejó de comer, la grasa acumulada le sirvió para muchos inviernos, veranos, primaveras,  más no se convertía en una guitarra que era lo que ella deseaba.

¡El poeta no se enamorará de mí nunca!, ¡soy una gorda, pesada y maluca!,  ¡¡buaaaaaaaaaaaaaa!!
-lloraba la morsa  y se quejaba de su mala suerte.

Un carroñero pasaba por ahí y le pregunta: ¿Por qué lloras hermosa?, ¿cuál es la razón para que estés tan dolida?

-La morsa le contó su historia de vida, y le dijo que se había enamorado de un poeta, pero que él nunca se fijaría en ella, por su condición de fofa y gorda, además de blanca, que no tenía pies para correr ni manos para abrazar, ¿cómo haría para llegar a él,  y que se diera cuenta de que aparte de ser morsa, también tenía capacidad para amar?...

¿Para qué te afanas porque te amen?-dijo el carroñero-  Debes iniciar por amarte cómo eres, nadie será como tú, porque eres única, como cada pétalo de flor y cada espina de un cardo, pero nadie podrá nadar como tú, ni aguantar el invierno como lo haces, eres una creación de la providencia, y no debe preocuparte lo que otros piensen de ti, sino lo que realmente eres interiormente.

-¡Si, pero yo lo amo a él, no quiero a otro!, ¿cómo haría para que él se fijara en mí?

No tienes que hacer nada, si es para ti, él vendrá sin darse cuenta siquiera de que no eras una roca en su camino, sino que se acaba de estrellar  con el amor verdadero, no pretendas aparentar lo que no eres, morsa o flor, roca o espina, hoja o gota de rocío, cada uno de nosotros estamos aquí por algo y para algo, muchos no encontrarán el amor, porque viven angustiados  buscándolo, pues  el amor no se fabrica, el amor es todo lo que ven tus ojos, el arenal que soporta tú peso, cada ola que besa tu piel, y la inmensidad del mar… todo lo que ven tus ojos es el amor, ¿para qué buscas lejos, lo que está  ante tus ojos?

La morsa no dijo nada, se quedó viendo al carroñero: ¿Cómo puedes hablar así, siendo un carroñero?, tienes que alimentarte de lo hediondo, de lo que apesta, ¡y  hablas con tal nobleza!, ¿dime cuál es la clave para ser como tú?

El carroñero abrió sus alas ante el sol, se dio un baño de luz y le dijo: acepta, simplemente acepta que no puedes ser como los demás, que debes ser tú misma, cuando te des cuenta de lo grande y maravillosa que eres, dejarás de compararte con otros, y de vivir pensando que los demás son mejores que tú, sólo así podrás encontrar la felicidad, que no está en el poeta, sino en ti misma.

El carroñero se elevó con las brisas marinas sin voltear atrás, feliz de ser  lo que era, y la morsa se vio hermosa al fin, y se lanzó a lo profundo del mar, olvidándose del poeta  y sus propios afanes.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 9/14


 Imagen: Internet
Algún día se congelarán las aguas y el poeta pasará con su cámara, ahí estaré con él, sin renegar  más.
Algún día se congelarán las aguas, y el poeta pasará con su cámara, 
ahí estaré con él, sin renegar más.

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